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| EL RENACIDO
Pedro Sánchez gana la presidencia del PSOE ante Susana Díaz y Patxi López
JGS
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Mientras los análisis políticos más tempranos sobre las primarias socialistas eran especulaciones cada vez más concluyentes, el triunfo merengue en la Supercopa se convirtió en un hecho irrefutable. Los petardos y las bocinas corrían desaforados desde el Vicente Calderón hasta Ferraz. El logro de Zydan se mezclaba con la ventaja premonitoria de Pedro Sánchez. La resaca de la sede socialista se unió a la cogorza de la Cibeles soñando concordia y trofeos a partes iguales, aunque, en el fondo, la sonrisa del ganador esconde un regusto revanchista que sólo en los vestuarios será confesada. ¿De qué sirven los agradecimientos oficiales, las fotos de familia, si no se intentan superar las luchas intestinas? Todo es un juego.
Pedro Sánchez, el nuevo secretario general del Partido Socialista Obrero Español, renace con fuerza después de su dimisión y posterior salida por la puerta trasera, guillotinado por unos y asfixiado en su ego de alcanzar la Moncloa. Su éxito se ha impuesto al Grupo PRISA, al Ibex35, al poder económico, al abandono de históricos como González y Zapatero. |
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Aparcar la prioridad de las batallas internas significa acercarse al pueblo (militante y no militante), abolir el gobierno en la sombra de barones, condes, duques o reyes; recomponer una formación rota que no representa la cultura tradicional del Partido Socialista. Este triunfo interno, lejos de conceder confianza, abre interrogantes para el PSOE. El triunfo de Pedro Sánchez no supone la panacea contra los males socialistas sino la fragilidad de un vencedor prescindible. Tiene por delante armar una confianza política descompuesta, enfrentarse al futuro que traspasa los Pirineos. No hay caras nuevas, ojalá que sí sea novedoso el talante de reformar primero un PSOE de capa caída, tan borrachín como desconcertado, y luego España.
El PSOE necesita un volante nuevo que sepa girar a la izquierda como sucede en Europa. La integración no debe arrinconarse en una llamada pública a rejuntarse mientras siguen lloviendo piedras por la espalda. Ahora le toca coser con hilo fino los rotos del partido para que no haya agujeros entre pespuntes. Más que un voto de confianza, en estas elecciones internas ha imperado la votación visceral en busca de una alternativa rápida. La confianza del militante exige reparar la descomposición de su presente político y reconciliar tendencias (desde Andalucía hasta el País Vasco pasando por Cataluña). A Ada Colau no le ha faltado tiempo para instar a Sánchez que trabajen juntos con la intención de hechar al PP del poder en un puterío tan poco diplomático como liberal.
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La lucha sin cuartel que tanto le pone a Rajoy comienza otra andadura y la veda a la caza del presidente incompetente se reabre. Al presidente del PP, la victoria de Sánchez no le afecta porque ya conoce al toro con el que tiene que lidiar. Falta el banderillero valiente que agarre al astado por los cuernos sin importarle su ganadería. No es momento de que Pedro Sánchez vaya a por la Moncloa sin haber ordenado los muebles de su casa; es tiempo de que lidere un partido conectado con la realidad, en busca de una socialdemocracia contraria a pactar con oportunismos populistas. Mientras no se radicalice, hay esperanza.
A Patxi López le queda el consuelo de haber conseguido más votos que avales y a Susana, el sabor amargo de haber cosechado más avales que votos. Su cara, formalmente compungida, llevaba el rosario por dentro en una primera valoración post electoral. Ahora, con el rostro más serio que duro, se encuentra huérfana de secretario general. Su batalla como oposición interna ha comenzado mientras la flamante cabeza de partido puede plantearse un desembarco andaluz. |
Después de las felicitaciones, es tiempo para preparar el Congreso de junio en donde se buscará conseguir la foto de la unidad que ahora está rota en el PSOE y que la mayoría de sus 200.000 militantes buscan recomponer. Sánchez, simulando ser Leonardo DiCaprio, aparece como el nuevo Renacido que, tras la pérdida de su hijo, debe enfrentarse a un territorio hostil lleno de trampas y guerras entre nativos. Su elección es la vuelta de un líder cuya dimisión vende.
Tras la resaca nocturna, se imponen las palabras que pasan a la Historia en forma de fraseología lapidaria, donde los mensajes en clave se desclasifican. Pedro Sánchez renace con intenciones que no se sabe si tendrán cabida dentro de una labor que promete oposición ¿constructiva? |
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