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| CATALUÑA: ¿A DÓNDE VAS?
¿PUIGDEMONT: QUE PRETENDES?
La demora quirúrgica de Puigdemont que se aferra al inmovilismo
JGS
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Ya no le vale a Carles Puigdemont parapetarse detrás del victimismo que refuerza sus declaraciones. Está más deseoso de lanzar a la jauría juvenil a las calles en vez de alcanzar un consenso que le obligue a rendir cuentas y marcharse. El último documental protagonizado por Al Goore en su lucha contra el cambio climático se mantiene en la esperanza y, como sugería Miquel Iceta, del PSOE, todavía hay tiempo para convocar elecciones.
Gracias a instigadores de la sublevación territorial sujeta a la instrumentalización política, como Puigdemont, nos hemos convertido en el hazmerreír del mundo y la democracia. Lo que unos denominan golpe de Estado, otros puñalada y muchos estafa política, se ha convertido en un espectáculo bochornoso, en huracán de magnitud descontrolada.
El goteo de las empresas que se siguen marchando de Cataluña continúa, las reservas hoteleras descienden, sus restaurantes tienen que reducir la carta de menús por falta de clientela, los espectáculos recortan programación por el descenso de espectadores; el fútbol, cuna del independentismo cerril, hoy, más que nunca, se apellida deporte de alto riesgo. El juego bochornoso de Puigdemont en el empeño por compartir su martirio con el mundo persigue la santificación del terrorismo político. El instaurador del nuevo orden cismático fortalece la herencia de un legado dictatorial disfrazado de revolucionario. |
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Ayer fue un día interminable para la estabilidad catalana que se prolonga veinticuatro horas después como pesadilla de la continuidad demagógica. Tras escuchar a Puigdemont, los catalanes que se sienten españoles han reafirmado sus raíces primarias, el vendaval de proclamas nacionalistas ha conseguido que ya no se pueda más. Las tiendas de campaña se concentran frente al Govern. Puigdemont es traidor, para unos, por no declarar la independencia; para otros, por su intención de hacerlo. Todos saben que es una caracterización del pollino que persigue la zanahoria en la senda del poder. Si alguna vez consigue morderla, ya estará rancia. Las protestas se han convertido en gritos, el tiempo estrangula su espejismo; la espera se agita, se prepara para aguantar lo inaguantable, para abandonarse en las manos de Carles Puigdemont. Los hay que rompen las palabras hasta la afonía, que lloran, que sonríen: eso en la calle. De puertas adentro, en el Parlament: caras serias, preguntas incontestables, comparecencias fantasmas, gestualidad muda. Unos y otros evitan el impacto del asteroide 155 que se precipita sin control hacia Cataluña. Puigdemont se refugia en la falta de garantías para la convocatoria de elecciones autonómicas. Las posibilidades para la vía dialogada ni tan siquiera se han enunciado. El tranvía ha partido sin viajeros.
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Otro día enloquecido ha arrasado España mientras la prensan internacional se pierde confusa. La sequía meteorológica está erosionando un futuro educado. Hoy, mas que nunca, la ejecución del 155 en tramos o aplicada de golpe guillotinará el entendimiento que define al Estado de derecho. Caos, confusión y vergüenza. Elecciones sí, elecciones no: los traidores siempre estarán presentes en la política que busca pucherazos populistas de perfil condotiero. |
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