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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL

Histórico
 
 
 


LA SENCILLEZ DEL GESTO
Película "Yo, también".

J. G.
(Madrid, España)

Yo, También
Ficha Técnica Banda Sonora  

La sociedad en la que vivimos es hipócrita por derecho propio. Nos lo hemos ganado a pulso, gracias, entre otros logros, a la exclusión social de las personas con trisomía 21. El síndrome de Down no es una enfermedad según el modelo clásico, a pesar de que aún es un fenómeno oscuro que emparentamos con el rechazo. ¿Estamos preparados para convivir con la palabra discapacidad? ¿Diferenciamos bien entre discapacitados y lisiados mentales: en sentimientos, en pensamiento, en epidermis? “Yo, también” narra de una forma sencilla la convivencia entre el Síndrome de Down (SD), la ignorancia social y el amor sincero.

 

Todos tenemos limitaciones, “Yo, también” describe una integración social excluyente entre la personas, establecida en base a conceptos erróneos sobre la convivencia. No por poseer un cromosoma 21 de más se adquieren distintos derechos que otro ser humano, ni se deben de perdonar obligaciones. Seguimos sin madurar al no querer entender que el SD pertenece a todos y que seguimos negándonos a abrirle las puertas. La sociedad es hipócrita cuando acoge en una burbuja sobre protectora a alguien que creemos inferior. La burocracia institucional y la familia son los culpables de este juego compasivo y mamonazo.

Pablo Pineda es Daniel  
Lola Dueñas es Laura

El inconsciente colectivo piensa que está haciendo un favor a los SD aceptándolos en "su“ sociedad, cuando es ésta la que debe de entender que aquí su compasión apesta.
La figura de Pablo Pineda (Daniel) establece un orden en ese caos. Él, junto a Lola Dueñas (Laura) forman un tándem dulce, aterciopelado y explosivo, en una película donde se mezcla el deseo con la hostilidad. La rabia y el dolor fluyen por sus venas: rabia por la mentira, la desvalorización; dolor que desemboca en la realidad. La cinta de Álvaro Pastor y Antonio Naharro es una carcajada muda de Daniel hacia el entorno. Su expresión fenotípica y su mente deseosa de amar se ríen de la norma colectiva. Es una sonrisa que siente pena, al ver la mente obtusa del mundo, e impotencia, al comprobar que no todos le aceptan tal como es.

Daniel y Laura
El amor no entiende de síndromes, ni sexos, ni físico, ni posición laboral, ni de edades. El amor es un sentimiento puro que nace en lo más profundo de cada uno, sin temor a expresarse pero con miedo al rechazo.
El amor abre puertas y cierra metas.
 

La falta de implicación en una sociedad mansa, casi aborregada, sirve para pagar la hipoteca, nadar en la sumisión. Los círculos burgueses gustan de la crítica ajena, sentir compasión y callar. El cariño trasforma los prejuicios en complicidad, el deseo de amar y ser amado está por encima de cualquier barrera, la mirada se clava en el interior. La comprensión malsana que rezuma “Yo, también” se disfraza en la rutina laboral y se convierte en una consejera errónea. La adoración a lo establecido se va hundiendo más en su propia miseria cliché.
La figura de Lola Dueñas (Laura) es dura, dignifica una dureza solidificada sobre ampollas en una piel suave. Esa entereza pétrea, y maternal, va sufriendo un pulimento sigiloso gracias a la sinceridad de sonrisas amatorias.

Laura

El guión de “Yo, también” plantea mundos que sufren y buscan cariño, zarandea conciencias. El amor barato de discoteca es un escaparte de las necesidades humanas, de la incomunicación que sufrimos. Los príncipes nunca se encontrarán donde sólo existen batracios ansiosos por eyacular un semen estéril de cariño, exhibicionista de su frustración viril.

Reyes, Santi y Daniel (de izd a drcha)  
Daniel y su familia

El resto de actores que acompañan a los protagonistas son desconocidos, engordando la verosimilitud de la acción. La estética está marcada por su música y la forma de rodar: planos con cámara casi alzada, cercanos. La danza es su manera de expresión. La propuesta sonora del score sirve para construir un sonido argumental que convive con la acción, no la eclipsa. Guille Milkyway (La Casa Azul) es el creador del tema principal, una rumba setentera de título homónimo al de la película. Su banda sonora reúne al pop sin fronteras: desde los británicos The School, BMX Bandits, Gentle People, Camera Obscura o Nick Garrie, los italianos Giorgio Tuma o Fitness Forever, australianos como Riot in Belgium hasta grupos españoles como Souvenir, Beef y La Casa Azul. El indie aparece de la mano de músicos callejeros portadores de música imperfecta, casi en formato de maqueta, sin pasar por el estudio. La danza aparece en la película como una conexión física entre la expresión e integración y su ritmo.

Daniel y Laura  
Ternura

El hecho de que Pablo Pineda sea el primer europeo con síndrome de Down que ha obtenido un título universitario es anecdótico. No por ello este actor ingresará en el libro Guinness de los records, es más posible que sea su huésped gracias al trabajo delante de la cámara: en esta película ha sido un ejemplo de auto afirmación en cada gesto, sin ceder al chantaje de los patrones sociales.
Es otra constatación de que las limitaciones las pone el sistema, no la voluntad humana. Además de una historia de amor, “Yo, también” narra el proceso de una reivindicación.

El verdadero protagonista de esta película es la lucha por el amor sin complejos; un despertar a las necesidades afectivas y sexuales, límpidas. La habilidad de sus directores ha permitido que no se haya convertido en un drama buscando salvavidas dentro de un mar de klinex.

 

J. G.

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