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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL

Histórico
 
 
 


JUEGO GENÉTICO
Película Splice: Experimento Mortal.

J. G.
(Madrid, España)

Splice: Experimento Mortal
Ficha Técnica Video Banda sonora
Los avances se producen, a veces, gracias a los científicos que se saltan la norma, arriesgando el destino de su vida.
La ingeniería genética, cuya investigación se encuentra monopolizada por la industria farmacéutica, avanza con la velocidad de la luz; su trayectoria e intensidad están canalizadas por el control humano.
Los laboratorios manipulan sus descubrimientos al sintetizar el avance tecnológico en la explotación de patentes comerciales.
 

Los pingues beneficios económicos que producen estos avances es una gallina de los huevos de oro que interesa explotar con lentitud.
“Slice: Experimento Mortal“ mezcla lo empírico con el corazón: explosivo.

Clive (Adrien Brody) y Gavin (Brandon McGibbon)  
Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley)

La investigación genética se mide cara a cara con la vida y la muerte, son compatibles, llegando a interactuar dentro de un proceso evolutivo que el propio descubridor desconoce.
El director de “Cube” introduce un hilo de cinismo al proponer la defensa de una ética mass-media reflejada en David Hewlett (William Barlow).

El comienzo de “Slice: Experimento Mortal", frenético y atractivo, se decanta por la estética videoclip.
Las imágenes huelen a formol.
Esta asepsia biodegradable entra en contacto con la necesidad humana de ir más allá. El control genético se deriva hacia la química emocional.
Su intensidad es elástica, llegando a convertirse en una sutil franja de estrecha magnitud.
La hipótesis se transforma en una realidad que marcará el desenlace.

) Elsa (Sarah Polley) junto a Clive (Adrien Brody)  
Dren y Elsa (Sarah Polley)

Adrien Brodry (Clive Nicoli), imposible de olvidar por su papel en “El Pianista”, de Roman Polanski, se adueña de un efecto siniestro con tez afilada, pálida y mortecina.
Junto a Sarah Polley (Elsa Kast) representan la juventud XY, la generación del nuevo milenio educada en la interactividad que piensa de manera altruista en un mundo lleno de intereses.

Elsa (Sarah Polley) acercándose a Dren  
Delphine Chaneac es Dren
Los sentimientos humanos se sienten atrapados por la genética de laboratorio capaz de despertar confusión en el individuo. Brodry no advierte cómo va cayendo en una tela de araña urdida, en parte, por el fruto de su inteligencia mientras que su pareja juega a construir una casita de muñecas, enajenada en su realización femenina. El comportamiento de ambos forma parte de un experimento no calculado en el escalón evolutivo.
Todo se hace a escondidas: la nueva vida es oscura, se crea energía y se destruye una relación. Los personajes se convierten en monstruos rodeados de sentimientos incontrolables, creciendo entre la imaginación, la sospecha, la posesión y la entrega.
La seducción es una cobra que hipnotiza con su mirada. Los impulsos atractivos confieren al deseo un carácter de realización sexual.
Dren ante Elsa  
Dren desarrolla sentimientos humanos
La experimentación genética busca ayuda en la tecnología digital para desarrollarse. Vicenzo Natali, devoto seguidor de las películas de terror de la Universal, dirige a un Frankenstein moderno basado en una fauna mitológica apolínea. Guillermo del Toro no se escapa de esta influencia fabulística, cuya colaboración ha participado desde la producción ejecutiva. “Slice: Experimento Mortal” no cuenta con héroes, sólo actúan seres movidos por el lucro, por el deseo de conocer y la necesidad de amar.

Ciencia y mitología griega se fusionan en Dren, un híbrido encarnado por Delphine Chanéac, de belleza delicada, puente entre la parte humana Natasha Henstridge (Sil en “Species”), y la fisonomía de Sinéad O'Connor rompiendo una foto del Papa Benedicto XVI delante de las cámaras de la NBC en su etapa más crítica contra la Iglesia.

Delphine Chaneac es Dren  
Clive y Elsa buscando a Dren

Tetsuo Nagata compone las escenas con su fotografía limpia y equilibrada, una de las facetas mejor logradas en la película. La simetría de planos recuerda a Stanley Kubrick, referente en la obra de Vincenzo Natali a la hora de dirigir su cine.

La sensación inicial de thriller sofisticado se humaniza con el paso de los minutos y desemboca en un final lógico. Salva el pellejo si no se piensa en la clonación genética de la cinta.
“Splice: Experimento Mortal” no esconde la necesidad de posicionamiento ante una realidad camuflada por intereses morales, políticos y económicos.

No plantea un debate entre Ciencia o Ética a cerca del hombre y su evolución sino sobre la búsqueda del bien común y lo desprotegidos que estamos ante el resultado de un cambio.
La determinación es el ADN del riesgo.

J. G.

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