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AMOR SINCERO
Película "Amor"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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Entrevista a Michael Haneke |
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No es sorprendente que Haneke nos regale con el mejor cine; lo que nos supera es su capacidad para ahondar en el ser humano de una manera tan sencilla y conmovedora como lo hace en su última obra maestra. “Amor” resulta tan humilde como su definición; una película universal, que nos pertenece a todos, y de la que todos nos sentiremos protagonistas directos o indirectos. El cineasta bávaro describe con una técnica meticulosa la bondad, el orgullo, las ganas de ayudar y la necesidad de soledad en el hombre. Estamos ante la reivindicación del espacio que la relación con los seres queridos nos arrebata cuando las cosas se tuercen, cuando la decadencia nos corroe galopante, física y mentalmente. En “Amor” observamos la indefensión humana frente al azar, sentimos dolor por la pérdida de control sobre nuestras vidas. La dependencia se convierte en lastre y la entrega en motor de una relación pura y tortuosa. Al mismo tiempo, asistimos al poemario sobre un sentimiento que no envejece. Michael Haneke nos da una doble bofetada cargada de empeño y cariño, lucha y abandono. A medida que nos empapamos de esta cosmografía de pureza sentimental, surgen las dudas sobre el destino de una vida en proceso degenerativo. ¿Sigue siendo el enfermo dueño de su vida o pertenece al entorno?
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Haneke continúa machacándonos el hígado sin piedad en un alarde de sensibilidad. El amor de Haneke nos enseña una entrega acompañada de respeto hacia el otro; nos salva de morir antes de tiempo en un estado vegetativo de confusión moral. La vida va parándose lentamente para Anne (Emmanuelle Riva) salvo en su intimidad. En “Amor” se vive un proceso degenerativo impactante y hermoso; la relación entre ella y su marido Georges (Jean-Louis Trintignant) se estrecha hasta extremos sublimes. La sencillez se apodera de las escenas, complejas en sentimiento, que atrapan al espectador en una nube de energía. Estamos ante el ejemplo de un cine nada pretencioso pero gigante, saturado de orgullo y respeto que indaga en el misterio de la vida y la muerte, de la vejez y la soledad ocasionadas por una pérdida progresiva. “Amor” es una preparación para el final entre miradas y sonidos cómplices. La violencia huye de escenas y personajes para concentrarse en el dolor hacia lo inexplicable: un actor mudo cargado de paciencia. La convivencia de Anne y Georges transcurre entre cuatro paredes llenas de recuerdos, dentro de un mundo, sublime y tremendo, dedicado al otro. Las especulaciones del corazón ceden ante la desnuda realidad. |
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“Amor” es una obra maestra a la hora de hacer películas humanas; una lección de sencillez cinematográfica y un ejemplo, al alcance de pocos, de cómo desarrollar buen cine. El puñetazo de sinceridad contra la vida y muerte esperadas mantiene su fuerza inicial hasta el fin. Capaz de emparentar ambos estados, las convierte en un todo que se vale del cuerpo para llegar al alma. Sensibilidad a flor de piel; impacto candente.
Haneke se adentra en nuestros miedos mejor guardados para meter la mano en la herida de la senectud que tanto nos aterra. Más de uno revivirá heridas, otros se negarán a aceptar el destino.
El guión y la fotografía son de una factura impecables; fruto de un trabajo elaborado a conciencia y pensado hasta el último detalle. Al salir del cine, deberíamos plantearnos nuestra concepción sobre frases como quitar la vida y dejarse morir. |
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Amor, sufrimiento, pérdida: en vez de ahogar la pena en una salvación momentánea, “Amor” mira hacia adelante, nos abre los ojos ante lo que consideramos drama para convertirlo en experiencia compartida. Su riqueza estriba en la diversidad de ángulos desde la que se puede abordar: un drama terrorífico, una tragedia física, una unión mayor.
Vale la pena desgranar su lentitud, inquietante y claustrofóbica, para disfrutar de la cámara con la atención que se merece. La austeridad y la sencillez se imponen con soltura en esta joya imperecedera que alcanza cotas de sensibilidad desbordantes.
Golpe tras golpe, Haneke desmonta los esquemas de la vida para acabar con un suceso de variopinta interpretación que va desde el dolor hasta la paz. Su talento para sorprendernos resulta incombustible en una película que hará historia. Humilde y genial, retrata la muerte lenta y el amor fusionados en una misma alma: la formada por Anne y Georges. |
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“Amor” está más allá del amor, de la vida y de los premios, pero, su reciente Palma de Oro en Cannes, vigésimo cuarto largo de Michael Haneke como director, merece tambien la compañía del Óscar a la Mejor Película Extranjera. De hecho, la cinta forma parte de la preselección realizada para la estatuilla americana. “Amor” se llevará el Óscar aunque se encuentre por encima de estas vanalidades terrenas. |
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