Los nostálgicos, y buceadores en la filmografía de actores y directores, recordarán con añoranza de tiempos mejores la relación que el director Simon West (
“Cuando llama un extraño”) entabló con Nicolas Cage en
“Con Air”. Corrían tiempos mejores para el cine de acción. Cage, pletórico de energía, mezclaba sentimiento con violencia en una cinta que se dejaba ver. Han transcurrido quince años para que ambos vuelvan a reunirse en una penosa historia de acción desenfrenada y cuasi cómica. De sentirse atracador en tiempos más salvajes, la estampa de Nicolas Cage, ahora se encuentra atrapada entre las ganas de olvidar su pasado y la venganza de un antiguo compañero que le obliga a desenterrar el espíritu de aquellos años.
La acción no justifica el entretenimiento;
“Contrarreloj” es una carrera hacia el vacío de un final conocido por un camino exento de velocidades límite. En 1994, el dúo musical sueco Roxette editó el disco titulado
“Crash, Boom, Bang”: una premonición a la carrera de este actor hundido por trampas al Fisco sin atisbo de levantar cabeza en lo que sabía hacer: construir un cine de acción garante del taquillazo.
Cage no es el único culpable de esta lamentable película; detrás de él se encuentra, aparte de Simon West, el guionista David Guggenheim. El libretista que este mismo año nos deleitara con su trabajo en
"El invitado" (David Espinosa) se desploma por el barranco de la angustia carcajeante. El papel de Nicolas Cage como víctima de su pasado y presente (
“Bajo amenaza”,
"El pacto") está demasiado visto y resulta estomagante. La fatalidad con final a película del corazón persigue a Cage en un cinta que no despega. En un rosario de calamidades, existen fallos de continuidad con imágenes contrapuestas: cuerpos chamuscados, con olor a gasolina, que salen del agua cuando han sido pasto de las llamas, recordando a
“Viernes 13”; una hija encerrada en el maletero de un coche (Sami Gayle), cuya capacidad pulmonar sería envidia de Michael Phelps, etc, etc. Acción gratuita y de intensidad persecutoria; sólo el personaje de Josh Lucas tiene un poco de chispa, recordando a Terminator pata chula.