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EL MUNDO CERRADO DE STEVE JOBS: S.O. PROPIETARIO
Película "Steve Jobs"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
Video |
Banda sonora |
Entrevista a Danny Boyle |
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La palabra ordenador hace que nuestro chip memorístico salte, de manera automática, al recuerdo de Arthur C. Clark. En 1974 este aparato dejó de alimentar la ficción literaria para convertirse en artefacto monstruoso debido a sus dimensiones físicas y colosal capacidad para almacenar y procesar datos. Surgía una nueva herramienta con la que el hombre iba a hacer de su vida más accesible facilitando sus tareas rutinarias y creando otras nuevas. Un aparto dedicado al ocio de las personas, embrionario, destinado a crecer gracias a su utilidad en una sociedad donde el papel de la máquina asentaría su obligatoriedad. Los ordenadores necesitan de un corazón para vivir: el sistema operativo, un elemento sin el que este armazón se convierte en chatarra. Hablamos de las branquias, piel, osamenta y cerebro de lo que todavía era una proyecto: un pequeño paso para el hombre pero un gran salto cibernético en su futuro del que no aprovechamos ni una décima parte de su potencial.
Lo que comenzó como un sueño, la creación de esta máquina cuasi-inteligente, impulsa todo un negocio y una industria de expansión vírica. |
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Junto a Bill Gates, la carrera por el dominio del mundo informático se basa en otro nombre mítico: Steve Jobs. Este visionario poseía una clara idea de negocio aplicada a su creación: el ordenador Macintosh. Desde el principio fue el competidor de Silicon Valley en la carrera del hombre hacia la supremacía tecnológica. El británico Danny Boyle dirige un biopic centrado en su figura humana y empresarial. El director de “Trainspotting” o “Slumdog Millionaire” hace una película de ritmo trepidante, donde su excesivo metraje (120 minutos) mantiene la frescura que Steven Jobs posee cuando alcanza la cima de su fama. Se hacer amena para los seguidores incondionales de Apple e iMac, para los opositores de Windows y para todos los frikis del mundo informático. El espectador que confía en un argumento sostenible termina cansándose. La interpretación de Michael Fassbender, siempre correcto, salva de la quema a una cinta convencional aunque no sea uno de sus mejores papeles. |
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Esta nueva representación de la vida de Steve Jobs mezcla la faceta personal de un hombre oscuro con el exterior brillante del personaje público. Jobs tiene un lado sombrío que, sin diseccionarlo, imprime carácter a la persona sobre el personaje. La figura de Steve Jobs busca un sitio dentro del mundo creado por él. Un ejemplo de que la obra puede absorber al creador. La destreza de Fassbender salva la ligereza de un guión mediocre. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso es imposible no pensar en “La Red Social” (2010), entre otras cosas porque el guionista de ambas películas es el mismo, Aaron Sorkin. Sin embargo, “Steve Jobs” no tiene nada que ver con el creador de Facebook. Jobs persigue un sueño tangible, donde estética y funcionalidad van de la mano; Mark Zuckerberg apuesta por el hipertexto. En su carrera hacia la fama, Steve Jobs no tiene reparos en herir a personas cercanas que le admiraban ni en imponer sus condiciones con brazo de hierro. Es un hombre emocionalmente frustrado que hace del trabajo una necesidad para seguir adelante y tiene muy claro que su mente lúcida cambiará el mundo. Y no va mal encaminado. Es un inventor que, como todos los creadores, pende de la crítica; un empresario capaz de vender una escoba antes de su fabricación; un mercader de ilusiones. |
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La nostalgia despierta épocas anteriores, cuando el Apple II era su juguete tecnológico. “Steve Jobs” hace un recorrido por la historia informática desde este modelo de ordenador hasta el G3. El frenetismo inicial, digno de ser tenido en consideración, pierde fuelle. Su chica de los recados, Joanna Hoffman (Kate Winslet), es el secundario de lujo que mantiene despierta la atención en el mundo de Jobs. Las imágenes llevan impresas una banda sonora de lujo. Las canciones de Bob Dylan facilitan el reencuentro entre pasado y futuro.
Si Arthur C. Clark y luego Steve Jobs no se hubieran lanzado a explotar su aventura, estas palabras no podrían ser leídas en soporte digital. Danny Boyle ha puesto su empeño en ensalzar la figura de un icono tecnológico que tuvo prohibido mirar hacia atrás. |
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