Al hacer memoria por la historia de los presidentes que han gobernado Estados Unidos, el primer nombre que aparece como referente político y cercanía popular es el de John Fitzgerald Kennedy. El trigésimo quinto inquilino de la Casa Blanca es recordado por su carisma inimitable.
A la sombra de los Kennedy analiza la figura controvertida del sucesor, Lyndon B. Johnson, desde el desconocimiento como estampa pública hasta la cúspide del poder político. Centra su atención en las horas y días posteriores al fatídico 22 de noviembre de 1963 en Dallas. A su llegada al aeropuerto de Fort-Worth, la gente se agolpaba para ver a JFK y sentir la mano de
Jack aunque pocos pensaron que se trataba de una despedida insospechada. El suceso replantea la aparición de Lyndon B. Johnson en la arena política; sus dudas y deseos. La figura con los pies en la tierra cambia de pelaje, embargada por la sorpresa evidente. Se ve al delfín dubitativo y mirada pétrea mientras los compromisos nacionales llaman a su puerta. El listón dejado por JFK estaba muy alto para un político tan hermético como
Lyndon B. Johnson: desde los derechos sociales hasta la defensa de las minorías étnicas.
Johnson, el hombre más poderoso de los demócratas en Washington, carecía del tirón y las dotes intermediarias de JFK. El director Rob Reiner analiza el guiso que se cuece entre bambalinas, las estrategias negociadoras del vicepresidente que ve la sombra del fin de su carrera. Los problemas gubernamentales se transforman en elementos de estrategia política.