En el otro extremo del cuadrilátero, Pierce Brosnan, un calco de
Gerry Adams, representa al político reconvertido con un ayer poco convencional. A pesar de que ninguno de los dos cree ya en la utopía juvenil que apoya las armas, su vida anterior les vincula a ellas. Ambos lavan los trapos sucios en el presente: Brosnan, marcado por su huella terrorista, se recicla; Chan prefiere replegarse en la tranquilidad del olvido, hasta hoy.
La intención política de
El extranjero desaparece cuando la fuerza de otro Rambo se convierte en arma intimidatoria que dirige la película. El protagonismo de un Jackie Chan silencioso se acopla a las detonaciones provocadas por sus artefactos caseros, aparta lo creíble de la pantalla excepto para los amantes de la acción destructora. La dirección de Martin Campbell (
GoldenEye) desarrolla un argumento plano, cómodo para el espectador fácil. La fantasía del guionista David Marconi (
Enemigo público) disipa cualquier indicio de misterio atrayente basado en el peso político de los acontecimientos.