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EL ENJAMBRE ONDULANTE
Película ‹‹Copa Copan››
(sesión inaugural del 26º Festival de Cine de Madrid FCM-PNR)


J. G.
(Madrid, España)

Copa Copan
   
En 2014, todo el mundo estaba pendiente de Brasil. El Mundial de Fútbol se había ganado la atención de seguidores y no tan seguidores del balompié. São Paulo vivió con intensidad el fragor despertado en un país que adora ese deporte. La ciudad carioca es un enjambre de rascacielos entre los que destaca, por la singularidad arquitectónica, el edificio Copan. Su cuerpo ondulante, diseñado por Oscar Niemeyer, es el esqueleto de una aldea global reducida (120.000 m²) dentro de la que conviven 5.000 almas en forma de comuna gigantesca. ‹‹Copa Copan›› explora, a través de sus inquilinos, una convivencia populosa que ha sabido esquivar el hacinamiento. La cámara se pasea tranquila por las habitaciones de esta construcción peculiar, zigzagueando entre pasillos curvos, turbados sólo por los pasos de sus habitantes. El Copan es un pueblo en miniatura, una gran colectividad autosuficiente. Sus moradores han creado un vínculo intramuros independiente de la vida exterior para sobrevivir. Se sinceran a través de confesiones que presumen de un clima familiar, hablan orgullosos de su llegada a esta galería vitalista en forma de colonos o vagabundos, de personas ilusionadas por comenzar un vida o arrojadas al sueño emancipador. Otros viven un sentimiento de soledad aceptada, los hay que acusan la pena de una soledad discriminatoria. Todos coinciden en que este emblema social es un gueto alejado de la jauría paulista metropolitana.
 
La figura de Don Affonso es capital en la creación de una sociedad dirigida por su disciplina y dotes de mando. Affonso Celso Prazeres de Oliveira, es querido y respetado por todos. Don Affonso es administrador del Copan desde 1993, ha sido testigo de inseguridades y tensiones vecinales, del declive que expandió la huella de la degradación. Affonso proviene del ambiente militar, lo que justifica su amor por el orden pero en ningún momento muestra el carácter prepotente con que se equipara al ambiente castrense.
La cohabitación identifica la construcción del arquitecto fluminense a pesar de que sus primeros momentos en los años setenta del siglo pasado fueron duros, convirtiéndose en guarida de sicarios y asesinos; hogar de prostitutas y malhechores, mafiosos y prófugos que escapaban por sus cornisas como hombres araña acrobáticos. Es vitalidad social, pulsión comunitaria y recogimiento; desigualdad geométrica y humana modeladas por el gigantismo de sus dimensiones estructurales: un monumento a la forma urbana y al caos ordenado de la comunidad de hormigón que vive sin estorbarse. Es confort y decadencia flexibles, diseño y erosión: ejemplo de la muerte por abandono. Es verticalidad y superpoblación: los apartamentos superiores a 400 metros cuadrados comparten superficie con apartamentos de 30, propios del urbanita solitario. Estamos en la cuna del eremita empedernido y de quien no puede vivir sin el amparo de una cercanía solidaria.
Este arco iris de experiencia y sentimientos se mezcla con el fútbol como hilo conductor de esta ola orgánica que, en su inmensidad, acaricia al viento de manera sinuosa. Su morfología, poco abordada en el documental, dibuja oleajes de argamasa dúctil: pagoda para la meditacion budista en la terraza bajo el aura de una ciudad contaminad en exceso. El recuerdo a Pelé o Garrincha lo fagocita todo en São Paulo; la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 airea la miseria de una ciudad donde modernidad y chabolismo conviven forzados dentro del caos demográfico.
La violencia de la xenofobia alimentada por el ejército limpió sus calles, las convirtió en fachada de una ciudad que a los ojos mundiales tuvo que ejemplificar anti mestizaje y pulcritud blanca.

El trabajo de Patricia de Luna y Otavio Sendoya siente en sus carnes la sinceridad abierta del desheredado, del transexual que se ha ganado a pulso su identidad, del anciano arropado, de un mundo irisado. São Paulo es una droga y el edificio Copan, su camello.

J. G.


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