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EL APÓSTOL NÚMERO 13
Película "María Magdalena"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La aura misteriosa que acompaña al personaje de María Magdalena le convierte en una de las figuras más interesantes dentro del mundo bíblico, incluso por delante de Jesucristo. Pecadora o prostituta, la permanencia en segundo plano ha limitado la profundización en su vida, abriendo vacíos oscuros y desconocidos. Esta carencia documental ha cautivado el interés de los guionistas Helen Edmundson y Philippa Goslett. Bajo la batuta de Garth Davis, María Magdalena muestra virtudes carnales dirigidas al mundo espiritual. Sobrepasa la religiosidad del feligrés ciego para vivirla en la contemplación que la conduce al acatamiento más racional. Ha sido calificada de feminista, enfrentándose, con su decisión de mujer exploradora, al círculo devoto del que se alimentó, haciendo de su humanismo un trayecto para alcanzar el contacto místico. |
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Las imágenes iniciales la presentan tejiendo la malla que simboliza una forma de vida alejada del dominio masculino. Su mirada atenta escruta lo terrenal y lo celestial para estacionarse en la atalaya que la observación concede, mirando y aprendiendo desde la distancia hasta convertirse en el apóstol número trece. El silencio se convierte en la voz más aplastante. Esa independencia de la que sólo ella goza durante las dos horas de metraje resulta atractiva al salirse de los parámetros que el resto de protagonistas acatan en torno a un mesías apagado.
Las particularidades del personaje mortal prevalecen ante su contorno divino. María Magdalena porta una luz interior que no abraza el entusiasmo apostólico de quienes siguen a Jesús de manera ciega. Judas es el único acompañante que se atreve a zarandear el corazón de un salvador absorto en su mensaje, que juega con ventaja al ser conocedor de su destino. Los demás esperan mientras él se acerca al final predestinado; María Magdalena lo acompaña por ese camino mientras el afecto se acerca al amor sensual. Sabe conducir la película por donde le interesa gracias a la interpretación de Rooney Mara: una mujer enfrentada a su momento y a una sociedad regida por prejuicios sexistas. Se convierte en antorcha de la fe personal que, lentamente, descubre el caminar del mundo jerárquico que representa la religión cristiana, rodeada de portavoces varoniles. A pesar de ser la última en este club sagrado que la ignora, se convierte en la primera persona que ve en Jesús una figura más humana que divina. |
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María Magdalena sobresale gracias a una atención distante y moderada; es la presencia de amor sensual y la intrepidez que abandona todo para seguir a Jesucristo para descubrirlo en su mundo. No le reprocha nada, tampoco admira al personaje sagrado que los demás veneran. Desnuda al hombre de carne y hueso que tiene delante desde el remanso que la permite mirar, aprender, opinar y aceptar. Joaquin Phoenix decepciona, enjaulado en su papel de salvador mártir, distante del mundo: es estoicismo marmóreo a veces atormentado, frialdad mayúscula, pasividad espléndida. Tahar Rahim (Judas), destacable en El profeta, El pasado o Samba, se impone con autoridad, llevándose por delante al resto de discípulos y a un Jesucristo retraído en su aceptación de la senda marcada. Es el corazón de un recorrido pastoral minúsculo que deja una huella respetuosa con el personaje gracias a su trabajo decente. Chiwetel Ejiofor se mantiene firme encarnando al evangelizador Pedrodentro de una interpretación prescindible en la que la fuerza brilla por su ausencia. Siempre será recordado por 12 años de esclavitud o American Ganster mientras no puede evitar convertirse en la marioneta de un Hollywood que muestra cierto aperturismo racial en momentos tormentosos para su industria. El resto de pupilos, con el Iscariote como alumno aventajado, deseosos por la llegada del nuevo reino, demandan hechos para recibir como respuesta el encargo de convertirse en los narradores del legado creyente. Las interpretaciones masculinas, culpables de una frialdad constante, no entienden los pasos de un hombre listo para transformar el mundo. |
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El campo visual de María Magdalena está marcado por el espacio, los planos largos, los encuadres con teleobjetivo sobre paisajes que encierran al hombre como un ser minúsculo, la personalidad arquitectónica de Matera. También es intimismo en las distancias cortas. Ninguna de las dos apreciaciones permiten saborear lo que ocurre alrededor, provocando una hemianopsia incómoda. La banda sonora navega en la opresión del sonido permanente que aturde. Aunque a veces se llegue a pensar que Garth Davis busca el cine de autor, el resultado se pierde por el camino. |
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