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OTRA BESTIA PERDONADA POR EL HOMBRE
Película "Caso Murer: El carnicero de Vilnius""


J. G.
(Madrid, España)

Caso Murer: El carnicero de Vilnius
  Ficha Técnica Video
La estela de los procesos emprendidos contra el nazismo y sus crímenes de lesa humanidad que planea por la piel de Caso Murer: El carnicero de Vilnius como sucedió con Stanley Kramer en ¿Vencedores o vencidos? o Los juicios de Nuremberg, la miniserie televisiva dirigida por Yves Simoneau y protagonizada por Alec Baldwin. El silencio atrapa la garganta desde los primeros planos como guion escrito para recordar la Historia. Sus páginas refrescan un tiempo mugriento con un litigio más centrado en el color de la chaqueta del Murer que en la dimensión de sus acciones. Las ópticas se mueven a través de intereses antagónicos empujados por acusaciones y defensa, rabia e ironía, el dolor y el olvido de la pesadilla que no acaba. Las miradas mantienen la confrontación desde el abogado Böck, peleando los intereses de Franz Murer, hasta la sangre agitada de testigos abriendo el baúl de los recuerdos, lacrado con fuego; la insensibilidad del acusado acompañada de risas y nerviosismo en sus miradas. La impasibilidad indecente pone en jaque a la acusación y al espectador en un contencioso que se vuelve pesado por la secuencia monótona de sus planos.
 
Franz Murer (Karl Fischer) sentado en el banquillo en el juicio llevado a cabo en Graz, 1963, acusado de crímenes de guerra durante el nazismo  
Momentos de angustia para Murer
El procesamiento a Franz Murer airea el lado inhumano del personaje que no es nada sin su pasado. El poder del testimonio madurado pelea contra sí mismo en un combate a muerte entre sobrevivientes del holocausto nazi y el ejecutor. El tormento resiste en la frontera de lo amoral y la sed de venganza, del peso de la memoria y la manipulación del recuerdo. El sufrimiento mira a la cara de la presunción de inocencia en la misma sala. Caso Murer: El carnicero de Vilnius está diseñada para los amantes de los juicios sin la profundidad de Gett: El divorcio de Viviane Amsalem; de un ambiente cerrado que respira a través del reencuentro con el pretérito. A pesar de este atractivo, le falta tirón para desmarcarse del metraje descriptor del juicio convencional.
Rosa Segev (Melita Jurisic) y el colega alemán Rainer Vöss (Karl Novak) en el juicio contra Franz Murer  
Una de las víctiams de Murer en el juicio

Christian Frosch magnifica el drama con intenciones políticas. Las declaraciones se olvidan de la imparcialidad. La sombra de Hannah Arendt vigila silenciosa, la periodista Rosa Segev (Melita Jurisic) observa atenta y sorprendida. Franz Murer es un fantasma macabro del exterminio, la herida que algunos cirujanos de la justicia todavía mantienen en cuidados intensivos, un ayer amargo y lacerante, otra razón para no olvidar. Este ex oficial austriaco de las SS fue un resorte más de esta apisonadora salvaje, una catapulta destructora, otro ángel de la muerte que se paseaba por el gueto de Vilna montado sobre un carruaje blanco lleno de sarcasmo celestial y locura pérfida entre 1941 y 1943, otro vestigio del orgullo germano suavizado por su longevidad y disfraz de ciudadano modélico en la comunidad actual. La ironía negra enseña sus vísceras más putrefactas con la esposa de Franz Murer, capaz de anteponer crisis íntimas a la masacre de su marido.

J. G.


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