La estela de los
procesos emprendidos contra el nazismo y sus crímenes de lesa humanidad que planea por la piel de
Caso Murer: El carnicero de Vilnius como sucedió con Stanley Kramer en
¿Vencedores o vencidos? o
Los juicios de Nuremberg, la miniserie televisiva dirigida por Yves Simoneau y protagonizada por
Alec Baldwin. El silencio atrapa la garganta desde los primeros planos como guion escrito para recordar la Historia. Sus páginas refrescan un tiempo mugriento con un litigio más centrado en el color de la chaqueta del Murer que en la dimensión de sus acciones. Las ópticas se mueven a través de intereses antagónicos empujados por acusaciones y defensa, rabia e ironía, el dolor y el olvido de la pesadilla que no acaba. Las miradas mantienen la confrontación desde el abogado Böck, peleando los intereses de Franz Murer, hasta la sangre agitada de testigos abriendo el baúl de los recuerdos, lacrado con fuego; la insensibilidad del acusado acompañada de risas y nerviosismo en sus miradas. La impasibilidad indecente pone en jaque a la acusación y al espectador en un contencioso que se vuelve pesado por la secuencia monótona de sus planos.