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MUSICALIDAD CON AUTORÍA ROBADA
Película "Yesterday"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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Las canciones de los Beatles, las cante quien sea, nunca perderán su autoría primigenia. Danny Boyle se embarca en una fantasía musical donde el protagonista se presenta como un hijastro desconocido de la familia Simpson. Si no fuera por el apagón inicial misterioso que acompaña a un accidente en bicicleta, del que todavía me pregunto su significado, habría que tomar en serio a Yesterday. El impacto de este cataclismo amnésico es aprovechado por Jack Malik (Himesh Patel) para erigirse como iluminado por una memoria traicionera porque en ningún momento es consciente que está interpretando canciones de otros artistas que hace suyas. Lo rocambolesco las convierte en locura de pentagrama nostálgico, patrimonio universal del oyente e imitador que despiertan el pasado musical inmortalizado por el cuarteto de Liverpool. ¿El mundo sufre Alzheimer generalizado?: mientras unos cortes de luz inesperados aumentan el índice de natalidad; otros, propagan la desmemoria general.
La resignación de este amenizador tabernero guarda una frescura agradable gracias al ritmo de los Beatles. Metido en una espiral de continuidad, a pesar de contar con el apoyo incondicional de su mejor amiga, Lily James (Ellie Appleton), está a punto de renunciar a un sueño hasta que su vida se cortocircuita y el eslabón perdido beatlemaniaco resucita. La actriz de Surrey, recordada por Cenicienta de Kenneth Branagh, El instante más oscuro o Mamma Mia! Here We Go Again, se convierte en una sombra apartada. El resto es arena liviana que se esfuma con el soplo de un repertorio inmortal.
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El percance que pone en marcha una maquinaria de gramola aparece con tintes lunáticos, justificación para engarzar una película sin más sentido que la aparición permanente de melodías conocidas. Como si los Beatles nunca hubieran existido, las interpretaciones de Jack surgen como un logro robado que encumbra su talento, se convierten en éxito rotundo. La inocencia de su ingenio es descubierta por el lado materialista del negocio musical. Para Debra Hammer (Kate McKinnon), tiburón que sólo ve cifras en la música, es un filón comercial manejable por una vulnerabilidad personal sobresaliente y la inocencia del principiante. Lo que veía tan lejano, salir del agujero lugareño, le tiende la mano. Su ascensión hacia la popularidad no le permite gozar de ella convirtiéndose en esclavo del éxito y su ‹‹creatividad››. Las canciones, propiedad de la factoría Beatles, surgen como logros personales de aclamación religiosa. |
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El artista popular se convierte en atracción de masas, en producto de mercado, en dividendo, en ejemplo humanoide de la obsolescencia programada. Si algo está claro en Yesterday es que el artista camina sobre la cuerda floja de una vida finita que tensan otras personas, a veces crueles con él. Aunque Jack no lo vea, es la gallina de los huevos de oro que vale su peso en popularidad. La denuncia descafeinada contra el mundo del espectáculo musical toma color con la aparición de Ed Sheeran en un cameo soso aplaudido por la fama del estadio con entradas agotadas.
En el subidón precipitado de caída mortal, Jack corre el peligro del distanciamiento y la pérdida de su apoyo incondicionial: Lily, involucrada en un final de revista juvenil con vuelta al pasado. |
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Yesterday es un ejercicio de suspensión temporal en el vacío de una historia imaginaria; bollería industrial edulcorada con la presencia vibrante de los Beatles como estrella de una película en la que, desde los primeros acordes, te planteas el precio que Danny Boyle habrá tenido que pagar por los derechos de autor al usar una banda sonora antológica, más recomendable que su argumento. |
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