Las tragedias en mar abierto son tema recurrente para dar un toque personal a la tensión. La inmensidad de sus aguas garantiza la desprotección humana ante la Naturaleza que obliga a reconocer su carácter minúsculo. Esta desnudez es el factor necesario para que el entramado de catástrofes funcione sin desplomarse. La superioridad letal del invasor junto a la ventaja del ataque sorpresa inmoviliza las defensas de un pesquero para que el entramado funcione sin desplomarse. La directora Neasa Hardiman plantea una película de catástrofes rodada con una técnica sencilla, apartada del género comercial que inquieta gracias a caras caras horripilantes y sustos familiares. Su impacto no pretende reproducir argumentos conocidos sino que introduce la tragedia en un ambiente cerrado para aumentar el agobio. La tirantez se estira sin romperse hasta un final conocido. El impacto no convierte una lata de sardinas en casa del terror sino en lugar escogido para que la indefensión y desconfianza del ser humano sean los devoradores principales.
Las vibraciones positivas del comienzo aprovechan el ecologismo para atraer la atención sin vacunarse contra las pesadillas que las historias marineras narran en sus páginas. Los monstruos de diseño elegante no son bestias peludas, envidiosas de la industria norteamericana.
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Los personajes evolucionan en su locura admitiendo de manera distinta la fatalidad mientras la tragedia sicológica se adueña del barco. Hermione Corfield es una barrera de contención que, a pesar de su juventud y escasa familiaridad con el resto de actores, frena el descontrol de la tripulación. Su cabeza analítica impone sensatez al recomendar confinamiento marítimo como alternativa para la supervivencia. Junto a la actriz joven que ha compartido cartel junto a los últimos Jedi y ha colaborado en otra entrega de Misión Imposible a la sombra de Tom Cruise, la presencia de Olwen Fouéré impulsa el drama familiar; la rudeza de Dougray Scott o la determinación de Connie Nielsen, conocida por su trabajo en Gladiator y Nymph()maniac: Volumen 1, dirigida por Lars von Trier apoyan su fuerza.
El aislamiento como forma de salvación se propone sin abusar de los trucos que estos largometrajes tienen preparado. Se aprovechan los elementos que una situación de crisis proporcionan: el pánico natural y la pérdida de control ante fuerzas sobrenaturales. Contagio en alta mar nada en la sencillez, forma parte de esos títulos que, sin pretenderlo, se ha hecho un hueco entre las películas de miedo pequeño pero a tener en cuenta. |
