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CANCIONES PARA MALOS RATOS
Película ¡Que suene la música!
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Las guerras marcan, con su presencia, el pulso de la Historia: quien diga lo contrario es un negacionista o se no quiero ver la realidad. El cine ha aprovechado este filón con mente productiva puesta al servicio de una imaginación tan loca como edificante. Desde la delicadeza de King Vidor en El gran desfile hasta el estilo peculiar de Tarantino pasando por David Lean, Gillo Pontecorvo, Michael Cimino, Francis Ford Coppola, Stanley Kubrick, Christopher Nolan, Oliver Stone, Sam Mendes, Spielberg o Clint Eastwood, los conflictos armados han estado presentes en las carteleras cinematográficas. El último acontecimiento en sumarse a esta espiral militar es la inestabilidad surgida en suelo afgano. Peter Cattaneo, después de la desmerecida Un rockero de pelotas y el recuerdo imborrable de Full Monty, reaparece con un barniz bélico alejado de connotaciones políticas. ¡Que suene la música! se centra en las repercusiones domésticas de las misiones militares, olvidadas excepto a la hora de sostener el patriotismo decimonónico. Los aires de comedia ligera ganan la batalla a la tensión, y su génesis militar, presente en segundo plano discreto. El meollo ahonda en quienes se quedan, las figuras olvidadas de toda contienda. Las esposas protegen la retaguardia en alerta constante. Mientras tanto, la espera es dura y lenta. La rutina se ocupa con labores cercanas a lo social que amenicen la dilación monomaniaca. Esta iniciativa cuenta, como toda campaña militar estructurada, con cabecilla y pelotón.
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Se establece una rivalidad unidireccional inventada por el trabajo hiperactivo de Kristin Scott Thomas, como Kate, frente al relajamiento atractivo de Sharon Horgan (Lisa). La manipulación creada por la primera quiere acaparar el centro de atención con normas estrictas y una mente cuadriculada típica de profesora clásica. El colectivo no busca protagonismo; el personaje de Scott Tomas, sí. Se siente segura representando el corazón militar dentro del grupo civil que no necesita jefes ni líderes. Su vinculación al mundo militar como esposa de un coronel se lo toma en serio al capitanear esta liga femenina que no disfrutan sorbiendo té en posición británica. La verdad es que su máscara social no puede afrontar la intimidad. Su acaparamiento verbal mata iniciativas con intención irónica. Los momentos de ira, generados por un daño no asimilado, regalan espacios de sinceridad guardados por convencimiento social; brotan como limpieza que luego se brilla con abrazos esperados. |
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La melodía impone su ritmo synth pop, roquero y tranquilizador. Las adaptaciones corales de Yazoo con Only You; Time After Time, de Cindy Lauper; With or Without You de los irlandeses U2, Carole King, Sister Sledge o el Ave María de Schubert es una lista de éxitos popularizada con los años. La idea motivadora del coro vecinal, aunque no sea novedosa, despierta el pasatiempo del Cattaneo ilustrativo. El recordatorio de un hecho real toma aspecto de cuento de hadas con formato Sister Act. Su evolución es un concurso de canto adolescente con estilo americano. La narrativa casera avanza por lo superficial del combate interno que significa la intromisión de la guerra en una vida de pareja. El Ejército impone la soledad entre las personas. A pesar de que lo previsible lleve por el camino de la tranquilidad, la relajación no empaña los desenlaces negros necesarios para no perder su aspecto real. |
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Los momentos de ira aportan la sinceridad necesaria para empatizar desde la comprensión con este cántico algodonado por momentos. El balance entre la sonrisa y drama está calibrado con espacios abiertos a la esperanza y la solidaridad que no olvidan la influencia del deber militar. ¡Que suene la música! es la visión de la batalla desde otro lado de la trinchera. El director londinense habla de la contienda en el siglo XXI explorando el ángulo poco inspeccionado de las mujeres que se quedan en casa. El conformismo o previsibilidad visuales no desmerecen una película muy musical. Su entretenimiento no quiere sacar conclusiones para que los momentos amargos sean menos difíciles de llevar. Puede decepcionar a quienes busquen respuestas en un enfrentamiento abierto pero no es su misión. Como cantaba Michael Jackson en los discos HIStory: Past, Present and Future, Book I-II: Tú no estás sola. |
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