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VIAJE PROMOCIONAL A LA ANTÁRTIDA
Película "Santuario"


J. G.
(Madrid, España)

Santuario
Ficha Técnica Video    
La neutralidad en el discurso documental no es una norma que se respete fácilmente. Las motivaciones personales y colectivas influyen sobremanera en su realización; son el combustible que empuja a materializar una idea. Si, además, el apoyo mediático de nombres conocidos se pone delante de la cámara, el éxito tiene la puerta abierta. Santuario, bajo la dirección de Álvaro Longoria, se suma a este juego altruista convertido en peligroso cuando los apellidos resuenan más que la finalidad del trabajo. Las celebridades pueden abrillantar o empañar una idea positiva en un mundo donde la imagen se trasmite a velocidad supersónica y no perdemos el tiempo en procesar su contenido.
La visión documentalista de Robert Flaherty en Nanuk, el esquimal permanece inalterable al paso del tiempo. Su valor cinematográfico y antropológico puso cara a lo desconocido. Santuario busca proteger lo desprotegido; llama a preservar, con urgencia, un entorno puro. La libertad antártica ha de ser vetada a la colonización humana antes de que algún desalmado se apropie de ella, comenzando por las invasiones turísticas que amenazan su fauna y flora. Esta experiencia audiovisual lo quiere dejar claro sin caer en el alarmismo ni alcanzar la intensidad que el tema merece. Este crucero marítimo enseña la capa de un problema medioambiental que debería abrir un debate sobre el cuidado de la Tierra.

 
La intensidad de las olas que rompen contra el casco del 'Artic Sunrise' le han dado el sobrenombre de 'la bañera'  
'Artic Sunrise': el barco de Greenpeace llegando al mar de Weddell
La belleza polar, tan fría como extensa, surca los mares en una aventura que no puede separar lo científico de lo pasional. El propósito de la expedición que se sube a bordo del Artic Sunrise quiere mostrar al mundo la necesidad de proteger uno de los pocos reductos marinos salvajes, y limpios, que tenemos. El grueso de su tripulación, desconocida para el profano en la ciencia, es el protagonistas de la aventura. La investigación no sale muy bien parada en este viaje de recreo ocupado por nombres asiduos a la alfombra roja.
El Océano Antártico aparece como una postal ecologista que varía cada segundo a ritmo de hielo descongelándose o con el andar patoso de especies animales autóctonas. La voz humana, cuando no es para aportar conocimiento, ensucia. Los avistamientos de animales en libertad se convierten en sueños infantiles cumplidos y compartidos con torpeza. El respeto a la distancia que se quiere proteger se rompe. Santuario está muy lejos de la magia despertada por Jacques Perrin y Jacques Cluzaud en Océanos o de la narrativa impostada de Arnold Schwarzenegger sobre imágenes armoniosas conseguidas por Jean-Michel Cousteau y Jean-Jacques Mantello en Las maravillas del mar. El oleaje de las tormentas confunden al Javier Bardem cercano con el patoso.
La Antártida es el 'santuario' de los pingüinos  
Carlos Bardem, en primer plano, junto a su hermano, Javier Bardem

La motivación política busca meter presión a 36 gobiernos para crear el mayor santuario marino en la Antártida. Se alerta del peligro que corre a través de explotaciones desmesuradas, infraestructuras y minería. El archivo visual recuerda éxitos y fracasos de la lucha ambiental: el funcionamiento de la Base World Park, activo entre 1987 y 1992; la firma, en Madrid, del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, en 1991; el Acuerdo de París, de 2015, con Obama presente; las manifestaciones, en 1971, contra los preparativos del proyecto Cannikin para las detonaciones nucleares bajo tierra, durante la Administración de Richard Nixon. La firma de tratados y acuerdos también forma parte del juego entre gubernamental que ha merodeado a la Antártida. No se omite el descuido del tema oceánico en las agendas. Las buenas palabras gubernamentales se quedan en esperanzas soterradas por el interés económico. La base de la cadena alimenticia marina, el krill, se ha visto esquilmada: en los últimos cuatro años se han sacado 150.000 toneladas de estas aguas para venderlas en cápsulas de Omega3. Se denuncia la expansión pesquera que amenaza su vida; la peligrosidad de una extracción que ha llegado a capturar pingüinos en las redes. El periplo centra su interés en la búsqueda de muestras de microplásticos o el descubrimiento de ecosistemas vírgenes. El espíritu de Ernest Shackelton quiere conseguir 1.800.000 firmas para proteger el mar de Weddell con el objetivo de convencer a la CCAMLR. Greenpeace reconoce, y aprovecha, el poder de una cara y la necesidad de renovarse en sus tácticas divulgativas adoptando estrategias de comunicación que exigen los tiempos nuevos. La tecnología y la inmediatez de internet son dos aliados que los participantes en esta aventura conocen. Los Bardem no son tripulantes implicados en esta aventura ni espejos de Planeta Calleja sino figurines de una red social con intenciones muy buenas. Los hermanos Bardem, juntos o por separado, son inmortalizados con trascendencia publicitaria. Queda el sabor agridulce de una campaña que tiene mucho bombo gracias al apoyo de celebridades.
Los fragmentos de hielo que van perdiendo masa y volumen, hasta quedarse en los huesos, impresionan cuando rozan el casco del Artic Sunrise. La diversidad de plantas y animales es un juego de formas y colores en un paseo submarino desconocido. Ludovico Einaudi reaparece acariciando el piano con su Elegía por el Antártico, de 2016, sobre la fragilidad de un iceberg que pide auxilio.

La tormenta surca los mares en busca de aventura  
'Protege la Antártida. Greenpeace'

Hace pensar que el establecimiento de cerramientos oceánicos tiene más repercusión cuando un nombre conocido lo avala. Los reportajes de National Geographic, muchos locutados en off, son más interesantes. Santuario da a entender que sin el capital político, supeditado a los intereses mercantiles, el capital humano no triunfará. Deja caer la necesidad de crear un movimiento global para proteger los océanos, no sólo la Antártida. Se reafirma en que el cambio climático exige un giro negociador; la trasformación social ya está en marcha. ¿La Tierra es nuestra o también pertenece a las especies que estamos aniquilando?

J. G.


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