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OTRA CARA PARA LA HISTORIA QUE TODOS RECONOCEMOS POR SU SONRISA
Película Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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El reencuentro con lo previsible está asegurado por un suceso conocido y repasado. El hueco de la sorpresa queda abierto. Los pasos se adentran por un bosque. El presente no puede evitar la permanencia del terror nazi. El ayer, sacado de un álbum desgarrador, se observa por una puerta entreabierta, testigo de matanzas. El paseo espaciotemporal está dirigido por el seguimiento de la búsqueda juvenil a través de un viaje movido a golpe de twitter, la brújula del siglo XXI, e Inter Rail.
El trayecto que comienza en el campo de Bergen-Belsen no impide que la tranquilidad actual acalle los gritos. La convivencia entre los personajes que Anna Frank pegaba en sus memorias y el inconformismo de una niña que empezaba a sentir propia la rebeldía adolescente se mezclaban con ternura. Las palabras descubren la figura de una persona y su momento, conviven con las imágenes desempolvadas, asesinos trasladando el cuerpo de los asesinados, la reclusión forzada y la esperanza. Los testimonios se rescatan como piezas de museo, las abuelas-testigo resumen su supervivencia con un número imborrable en el brazo. Son la mercancía última de trenes hacinados, seres humanos tratados como deshecho, residuos que las SS no eliminaron en duchas destinadas a limpiar Alemania de una raza inferior. La venganza presente es un resarcimiento generacional con sabia pacífica que demuestre el triunfo de la vida ante la muerte. El largometraje codirigido por Sabina Fedeli y Anna Migotto es uno de los testimonios finales protagonizados por los herederos de la Shoah. Las lápidas con sus nombres son la huella dejada por los asesinados; las páginas escritas por Anna Frank, su voz: la pesadilla que no puede extirparse. La necesidad de escribir es el anhelo por escapar de la evidencia hacia mundos menos dolorosos. Se crean cómplices imaginarios como Kitty para enfrentarse mejor a lo incomprendido. Kitty es el primer lector que la niña resguardada desea tener cuando esta sinrazón acabe.
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La presencia de Helen Mirren como anfitriona literaria repite textos conocidos que ponen un nudo en la garganta. La actriz reencuentra lo histórico con lo pedagógico. Su mirada despierta los recuerdos, su voz muestra un didacticismo penetrante; despierta el alma de una energía que luchó contra el exterminio escondida hasta ser descubierta. No pretende ajustar cuentas con el pasado sino revisar lo conocido para evitar repeticiones calamitosas.
El desconocimiento del paradero individual se conforma con la fidelidad de los enterramientos masivos en fosas comunes. El desaliento rescata momentos para la imaginación que olvida el infierno intercambiando recetas de cocina, cantando canciones de Edith Piaf. Lo siniestro se revuelve con las torturas; la ferocidad de Irma Gres; las experimentaciones de Mengele, El ángel de la muerte; la alusión al Velódromo de Invierno de París. El paseo continúa por el Memorial de la Shoah de Milán; la Sinagoga Portuguesa de Amsterdam; el Memorial de la Shoah parisino; el Memorial de Westerbork, en Holanda; la Sinagoga de Pinkas, Praga; el centro para la Memoria del Holocausto en Skopje, Macedonia del Norte, y el Memorial de la Shoah en Drancy. La excursión es tan tétrica como necesaria a su paso por Auschwitz, Flossenbürg, Mauthausen-Gusen o Terezín, la gran farsa nacionalsocialista para mitigar el horror como antesala a la aniquilación: un recorrido por la parte menos afortunada de la historia europea.. |
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Los carteles de Deanne Durbin, Ginger Rogers, Greta Garbo en Ninotchka, la estrella alemana de cine Heinz Rühmannr o Sonja Heine, campeona de patinaje de Noruega, reviven el carácter menos icónico de Anna Frank. Las habitaciones de la casa secreta en el 263 de Prinsengracht, Amsterdam, honran vacías a los 6 millones de víctimas de los nazis.
Su biografía está marcada por las fechas: la huida de la familia de Alemania en 1933 (año en que Hitler ascendió al poder); 1939, cuando el dictador descubrió su propuesta para acabar con los judíos de Europa; el 20 de enero de 1940, durante la conferencia de Wannsee, en Berlín, momento en el que los oficiales alemanes dieron el pistoletazo de salida para la solución final de la cuestión judía; el 3 de septiembre de 1944, el último tren que se dirigía a Auschwitz llevaba a Anna y su madre; el 4 agosto 1944, Anna Fank fue detenida, deportada y dada por desaparecida.
La continuación de cifras es imborrable: 23.200 personas enterradas en las fosas de Bergen-Belsen, 230.000 niños y jóvenes deportados a Auschwitz-Birkenau: cuando los soviéticos llegaron el 27 de enero de 1945, sólo quedaban vivos 700. Al menos, 70.000 judíos franceses pasaron por el campo de tránsito de Drancy. Los metrajes de archivo con los discursos hitlerianos avanzan el momento que se avecina. Las batallas de piojos servían para matar el tiempo; los sonidos de Radio Orange, la BBC en el exilio o el primer muñeco de nieve construido en Terezín paliaban el dolor. Anna vivió a su manera el desembarco en Normandía, el golpe que supuso para Hitler y el impulso optimista sobre la aproximación de la libertad. |
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Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas es un híbrido con identidad de hashtag. Las lecturas de Hellen Miren resultan, a veces, demasiado teatralizadas. Su labor docente aclara la distinción entre términos como campo de tránsito y campo de concentración; no deja en la cuneta el amor que Anna Frank saboreó; revela la intención de formar, con los cuadernos, una novela titulada La casa de atrás. El largometraje es la lucha de Otto Frank por divulgar el legado de su hija más allá de la evocación familiar. El 12 de junio de 1942, comienza la redacción de un diario sin saber que se convertiría en la agenda personal más leída de la Historia. Anna y su hermana Margot son ejemplos de que la infancia no cuenta para las guerras ni los genocidios. ¿Hemos aprendido algo? |
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