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DE NIÑA A MUJER
Película Manual de la buena esposa


J. G.
(Madrid, España)

Manual de la buena esposa
Ficha Técnica Video    
Hubo un tiempo en el que las mujeres tenían una educación diferente a los hombres. Se les apartaba del mundo real para encerrarlas en un entorno particular destinado a domesticar su naturaleza y cultivar las labores sociales. Sus funciones La labor no iban más allá de complacer al marido, las faenas del hogar y administrar los dineros que el varón proporcionaba.
Semejante tesitura se presenta en la villa alsaciana de Bitche, en la región de Lorena, como paraíso destinado a la formación femenina de élite. Juliette Binoche, interpretando a Paulette Van der Beck, y la monja Marie-Thérèse (Noémie Lvovsky) dirigen esta labor instructora de manera metódica fomentando el patriarcado entre jovencitas adineradas. Entre el elitismo pret-a-porter de la primera y la segunda, metida en los faldones de monja por obligación más que devoción, Gilberte Van der Beck (Yolande Moreau), una hermanastras pacífica e ingenua, redondea un cuadro femenino cercano a la convulsión del 68 que pilla lejos. El largometraje de Martin Provost, con más fortuna en Seraphin y Dos mujeres, mezcla la sátira con el contenido social, permite que algunas risas esperpénticas aparezcan gracias a personajes alocados en forma de monja revolucionaria que vela por sus polluelos desde una atalaya guerrillera.
 
Paulette Van der Beck (Juliette Binoche) espiada por la monja Marie-Thérèse (Noémie Lvovsky)  
Gilberte Van der Beck (Yolande Moreau) junto a las chicas de esta residencia para enseñar buenos modales a esposas futuras
El protagonismo de la mujer tiene ramalazos feministas disparados por el amor. Esta revolución social se ha detenido en la vida provinciana explicada por Manual de la buena esposa. Las chicas que pernoctan en este refugio de mujercitas baten claras mientras las calles se pelean en París a golpe de adoquín. La crónica de estas mozas pasa entre recetas y anhelos. Alguna se rebela con levantamientos de intensidad seducida y desobediencia sexual. A casi ninguna le apetece pensar más allá de estas cuatro paredes que aseguren el futuro programado por el documental de Diego Galán Con la pata quebrada. Son monjas de clausura temporales instruidas para ser condescendientes en el matrimonio feliz con el cónyuge improductivo sentimentalmente. Esta tropa tiene un capitán y nadie como Juliette Binoche para dirigir los designios de una nave que zozobrará por la gestión deficiente de su marido sostenida gracias a los siete pilares de ser una buena ama de casa. Éste se desfoga, la maestra de las maneras decorosas cumple con su desinterés en la cama entre aburrimiento, monotonía y cinismo.
Paulette, con Marie-Thérèse, entrevistada por la Televisión Nacional Francesa camino de un concurso de buenas maneras  
Paulette y Marie-Thérèse con Gilberte Van der Beck en el centro de la imagen

Robert Van der Beck (François Berléand), el esposo, aparece y desaparece como un misterio necesario mientras se esfuma con un traspiés de tebeo. El amante antiguo, André Grunvald (Edouard Baer), resurge para llenar el vacío de Paulette que no concuerda con la plenitud de sus explicaciones escolares. Los personajes se interrumpen con frenesí alocado en un ir y venir de figuras perdidas con momentos para rellenar. La muerte trae el despertar amoroso, recuperar el pasado con torpeza adolescente. Las chicas de este círculo solitario son el espejo de una Sección Femenina francesa privada. Los golpes graciosos emulan a Romeo y Julieta con sabor a pastel de manzana , se mezclan los problemas personales que llaman al suicidio juvenil. Provost podría haber exprimido el momento y entorno sociales en vez de finalizar esta aventura como una Toma de la Bastilla con pinta de excursión cantarina.

J. G.


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