|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
LA CONTENCIÓN DE LOS INFORMADORES MODOSOS
Película El espía inglés
J. G.
(Madrid,
España)
|
|
|
|
Ficha Técnica |
Video |
|
|
|
|
En 1986, la solista roquera Bonnie Tyler cantaba, a dúo con Todd Rundgren, un éxito titulado Amarte es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Treinta y cuatro años después, un mensaje parecido se traslada al mundo del cine con El espía inglés. El sacrificio patriótico abre las puertas a un mundo turbio de intenciones ilegales y necesidades humanas por escapar del infierno. También es una forma de encontrar un tonto que haga el trabajo que la inteligencia militar y diplomática no quieren realizar. En otras palabras, no estaban dispuestos a mancharse las manos con tareas humillantes, como espiar a gobiernos en busca de secretos de Estado que descubran los planes del enemigo desestabilizador del orden mundial, siempre bajo su punto de vista. Esta vigilancia de los intereses universales defendía la unilateralidad a la hora de interpretar la paz mundial. Los años sesenta no fueron un época pacífica en plena Guerra Fría, cuando un muro dividía bloques políticos, cuando la intransigencia antiimperialista de Nikita Jrushchov estaba en las antípodas de Estados Unidos, guardián de la democracia global junto a sus amigos europeos. En medio de estos dos titanes, siempre en guardia para aniquilar las intenciones militaristas del enemigo, Gran Bretaña funcionaba como nido de espías al tanto de sus movimientos gracias al MI6.
|
|
|
|
|
La mejor manera de introducir un topo en la madriguera del adversario era a través de alguien que trabajara sin preguntar, sirviendo al país. Su ingenuidad no debía comprender la magnitud de la empresa encomendada con tácticas tan sibilinas como directas. El comerciante de materias y exportador de ideas mercantiles se convierte en transportador de paquetes inocentes, en mensajero de secretos que permiten ir un paso por delante del otro en una carrera de la competitividad bélica. El británico Greville Wynne tiene don de gentes, es abierto y pasa desapercibido, trabaja al servicio de su gloriosa Majestad, es un primo lejano de James Bond en plan callejero. El coronel ruso Oleg Penkovsky domina las relaciones públicas mientras un enjambre de ojos vigilantes le rodea, su meta es salir de la dictadura soviética apoyado por la ayuda exterior a la que está favoreciendo. Al principio, todos pasan desapercibidos. La aventura rusa destapa a un personaje deseoso de quitarse el yugo del zar moscovita. En sus dominios todos eran observados por todos bajo la política de que la letra con sangre entra. Penkovsky representaba al jerarca de sus sueños mientras que Wynne ha perdido su libertad. Su colega ruso, marcado por el anhelo desertor, lleva el peso ideológico de la relación. Los dos se acercan en humanidad. Los soviéticos son villanos frente a las maneras impolutas de los modales anglosajones. Los líos de faldas, una esposa firme o la vecina cotilla humanizan la rectitud inglesa. |
|
|
|
El espía inglés es una película sólida, amurallada por una rectitud monótona, se deja ver sin pretensiones. El tema se aborda con la linealidad marcada por personajes en su sitio, sometidos al destino de un compromiso. La austeridad interpretativa se salta la norma durante la confraternización regada por el vino de las juegas de negocios. El ser humano es manipulado con cortesía britana irónica, capaz de abandonar a las personas antes que a intereses nacionales. La sencillez de un argumento conocido emplea un acontecimiento verídico para ilustrar su tragedia, el reclutamiento y captura por el KGB soviético de Greville Wynne, un mensajero entre muchos.
El carácter familiar de la primera parte deriva en un hombre traicionado y débil durante una segunda más móvil. Ésta descubre al traidor en su vertiente doble: traicionar a la patria y desatender al ciudadano que ya no es útil para los intereses de la cúpula dirigente en operaciones ilegales. Los vuelos del U2 salen en pantalla con vistas privilegiadas de los misiles soviéticos en Cuba apuntando a la bahía de Florida, Kennedy alerta sobre una guerra mundial posible. Se hace una radiografía de la situación geopolítica centrada en el nerviosismo de los cuarteles norteamericanos y rusos. Las procesiones pidiendo la paz mundial no faltan en la calle mientras te preguntas ¿dónde está John Lennon? El final de este disfraz muestra lo poco que las personas valen cuando entras a jugar una partida suicida en un callejón donde se canjean cromos con nombre y apellidos. Los dos protagonistas arriesgan sus vidas, los dos pierden. Se pierde el honor, la libertad, la estabilidad familiar, la credibilidad y la libertad por un puñado de documentos clasificados de alto secreto. La uniformidad es rematada por los momentos dramáticos de Wynne padeciendo el desenmascaramiento. Sólo por comprobar su deterioro físico merece la pena ver todo lo anterior. El gancho de que la película dirigida por Dominic Cooke está basada en hechos reales es lo que menos interesa. |
|
|
La
revista Photomusik no se hace responsable
de las opiniones de sus colaboradores
expuestas en esta sección.
Texto: www.photomusik.com
©
|
|
|
|
|
|
| | |