El susto es un estado generado a conciencia por el ejecutor y adquirido, de forma inconsciente, por su receptor. El susto puede ser frío, sudoroso, taquicárdico, aterrador, soportado en primera o segunda persona. La vivencia de esta sensación ensangrentada se percibe como entrante de una masacre sicópata. El sobresalto inicial ante lo nuevo de Christopher Landon suscita la pregunta inquietante: ¿Me habré confundido de película? La duda razonable para los nostálgicos surge ante sensaciones iniciales marcadas por la fuerza visual de una figura monstruosa. El Carnicero de Blissfield se despacha con gusto en un acto cruel necesario para iniciar cualquier premisa de siquiátrico. El miedo surge como un martillo que reproduce escenas conocidas en series taquilleras como
Viernes 13 o
Halloween. El guion busca divertir más que atemorizar a través de escenarios comunes transitados por personajes conocidos de sobra en un mundo mitad adolescente, mitad maduro.