Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 



 

CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


TIERRA: TENEMOS UN PROBLEMA
Película Moonfall


J. G.
(Madrid, España)

Moonfall
Ficha Técnica Video    
El título nuevo de Roland Emmerich, igual que su contenido, detestan la originalidad. Las sospechas que sustentan este razonamiento se ceban sobre un contenido adocenado que hace pensar en otra película de espías, al estilo James Bond, ahora cósmico. La duda asociativa recuerda también al ídolo del pop, Michael Jackson, ejecutando su paso más famoso, el moonwalk. La heroicidad humana quiere salvar la Tierra entre amenazas calamitosas, se propulsa con la fuerza de la memez, repetida mil veces, sin que sorprenda. Las primeras vibraciones son negativas ante un largometraje que se antoja de otros mundos y, a la vez, involucra al planeta azul en cataclismos esquivados gracias a un arrojo de épica sideral. El momento se vive como prolongación hacia el epílogo esperado mientras los protagonistas, mediocres, se convierten en rescatadores orbitales. El colapso que Emmerich fabrica avecina el exterminio sin necesidad de conspiraciones. Los segundos cargados de adrenalina forman la tragedia que necesita más destrucción para no desaparecer. La vida reside en la supervivencia de novela barata, embellecida por los efectos especiales. La historia conocida con hartura se apunta a la hecatombe con injertos de sentimentalismo familiar. El desenlace jurásico no sorprende. La noticia del incidente venidero es un secreto mantenido en círculos gubernamentales que termina expandiéndose como un virus pandémico. Este secretismo no puede mantenerse callado ante el pánico ciudadano que filtraciones supuestas lo hacen noticia. El argumento forzado facilita una difusión informativa con sabor a WikiLeaks chapucera. La humanidad al borde de la destrucción es marca de la casa Roland Emmerich. Las probabilidades remotas alcanzan el grado de hecho irrefutable que el director alemán trata con infantilismo transformado en genero de autor.
 
De izquierda a derecha: Jocinda 'Jo' Fowler (Halle Berry), Brian Harper (Patrick Wilson) y KC Houseman (John Bradley)  
En el espacio se está fraguando una tormenta de meteoritos contra la Tierra

La catástrofe se convierte en realidad gracias a la posproducción que invade un entorno de cartón piedra con mucho de ordenador y naves espaciales a tamaño maqueta. Los lazos parentales desestructurados quieren humanizar un pánico artificioso mientras las devastaciones, manipuladas con ingenio limitado, hacen su agosto. Demasiados abalorios para una historia que quiere impactar a través de imágenes conocidas con la amenaza destinada a no cumplirse. El estallido de basura astral cabalga por las alturas a modo de cruzada galáctica, impulsada por situaciones conocidas, personajes sacados de tebeo sin misterio ni carcajada. La falta de soporte científico está reforzada por el protagonismo de tres estereotipos amantes del espacio exterior. Patrick Wilson encarna al exastronauta resurgido como fénix estelar de su paseo por los infiernos del pasado. Halle Berry, unida por los problemas domésticos, deja la astronáutica para meterse en otra nave más claustrofóbica, los despachos de la NASA. John Bradley es el prototipo de cerebro en la sombra: callado, introvertido, perseguido por los complejos físicos, con alma infantil y conocedor de la clave que puede ayudar a tratar el problema con solvencia. Los militares incompetentes se mezclan con los científicos excéntricos y una población huyendo despavorida de maremotos y seísmos destructivos. Una vez más, la necesidad de luchar contra el fin de la civilización se hincha de patriotismo norteamericano que salva al universo. El colofón se inspira en El planeta de los simios para escribir su discurso esperanzador. La Estatua de la Libertad que descubre Charlton Heston cabalgando por Manhattan, convertida en playa apocalíptica, pasa el testigo al Empire State Building como símbolo nacional. Los buenos deseos de Halley Berry y Wilson invocan a la canción Give Peace a Chance, de Lennon, con ritmo de dueto redundante. La acción sin entretenimiento parchea las lagunas de un guion poco elaborado: juega al despiste entre cuentas atrás e igniciones. Son combustible barato que, en vez de hacer avanzar, atasca la creatividad. Moonfall es pirotecnia de tecnología punta y resultado prehistórico.

J. G.


La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección
.
Texto: www.photomusik.com ©
<< 2021       < anterior          siguiente >       2023 >>

© Copyright Photomusik.com