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ENTRE LO AMABLE Y LO CAÓTICO HAY UN PASO
PARA LA DECEPCIÓN
Película Loli Tormenta


J. G.
(Madrid, España)

Loli Tormenta
Ficha Técnica Video    
Susi Sánchez ha afirmado que ella no es ni ha sido deportista a pesar de que haber dado vida a Loli Tormenta tenga tanto de deporte como buen corazón. Ha supuesto un reto ilusionante para la actriz veterana que debía hacerle ilusión. A estas alturas de su carrera, la estrella del largometraje homónimo no tiene que demostrar nada por lo que el grado de exigencia que se autoimpone en la película homónima de Agustí Villaronga no es inferior a otros largometrajes. Su veteranía se emplea a fondo en esta competición de obstáculos para sortear el mayor bache que existe en la vida: su supervivencia ante la adversidad provocada por una enfermedad neurodegenerativa. Una mujer de naturaleza fuerte observa cómo va debilitándose hasta un grado de presencia vegetal que mira al tiempo sin prisa ni conciencia. Loli Tormenta es un viaje por el interior y exterior de un temperamento fuerte con ella y exigente con la sociedad. Alguien que no se calla antes las injusticias cotidianas (del banco, del sistema económico, de un mundo movido por el dinero). El deporte, en el que hace piña con sus nietos Egdar y Robert, ha marcado su vida, es el enlace que los mantiene unidos e impulsa a esta familia particular a sortear barreras y enfrentarse a otras que, inevitablemente, deben cogerse por los cuernos. Los imprevistos facilitan la lágrima fácil y empatía emocional, fósiles de una aventura decepcionante. La sintonía de la infancia y adolescencia que refugia a la ancianidad necesitada no es creíble. Esta solidaridad adulta se topa con componentes racistas que el mundo juvenil absorbe rápidamente.
 
Lola (Susi Sánchez) en plena actividad atlética  
Ronbert (Joel Gálvez) entrenándose para correr los 3.000 metros

La clave humorística que tira como una liebre sin pretensiones atléticas se apaga como una mecha que no quiere extinguirse del todo. Esa impulsividad la convierte en una señora con un carácter cercano y vasto, a quien se la perdona todo porque hacerla entender que el mundo gira patas arriba es una tarea imposible. Ella tiene el suyo marcado por esa honestidad nervuda que la acerca a lo cómico. La aparición del alzhéimer se produce de manera progresiva, minando su fogosidad en silencio. Edgar, el más pequeño y heredero de su vitalidad, advierte algo en una abuela que no responde como antes a los juegos, y cómo las lagunas mentales comienzan a inundar su cerebro. El camino tomado con fines auxiliadores se protege a sí mismo ante el temor a los servicios sociales mientras Loli es aislada dentro de un jardín sobreprotector. Abuela y nietos han compactado un nido donde la protección se transforma en secreto oculto ante la sospecha de que algo malo puede suceder. Miedo. La gran deportista pasa a gran dependiente, el mundo sin límites se circunscribe a las arenas movedizas de la desmemoria que pauta la soledad sin recuerdos. Por el camino se cruzan personajes pintorescos como el que encarna Fernando Esteso, abultado en su actuación espesa y anecdótica o la dulzura de Celso Bugallo.

Lola y su amigo Tomás (Celso Bugallo)  
El alzhéimer ha llegado a Lola

Susi Sánchez sobresale con solidez, no necesita una mano que guíe su desenvolvimiento ante la cámara (que pasa de la cordura hasta lo degenerativo, siempre bajo un halo de ternura). Los nietos que la acompañan precisan urgentemente de esta ayuda. Sus papeles están mal interpretados y, error tremendo, peor dirigidos. Se nota que Villaronga opta por el camino fácil de permitir la naturalidad antes que corregir sus fallos. La dirección flojea con interpretaciones planas, recitativas e inertes. ¿Benevolencia o desinterés? ¿Ensimismamiento? La historia contada desmerece a pasos agigantados. El esprint final acelerar un resultado pésimo. El director mallorquín presenta una obra menor, en formato de tira cómica fallida, se aleja del éxito cosechado con Pa negre, El rey de La Habana o El vientre del mar.
El efecto devastador de un trastorno capaz de borrar el pasado para construir un mundo nuevo resume un espíritu poco desarrollado. Tampoco se indaga en la concepción nueva del cariño que el alzhéimer produce entre los seres conscientes que lo padecen. ¿Loli Tormenta es una historia sobre la pérdida de afectos compartidos con los seres queridos? No es tan mágica como su protagonista.

J. G.


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