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EL SABOR DE LO INSÍPIDO
Película Sin malos rollos


J. G.
(Madrid, España)

Sin malos rollos
Ficha Técnica Video    
Andrea Riseborough interpreta en To Leslie a una madre que se ríe de la sociedad gracias a un golpe de suerte lotero aunque luego esa bola de cristal se convierta en un nubarrón inesperado. Para el director Gene Stupnitsky, no interesa conocer cómo Maddie se ha endeudado sino acoplar su situación en un contexto asfixiado por el descubierto que el banco no perdona. El ansia paterna por un despertar artificial a las relaciones sociales y sexuales de un chaval manso condimenta una olla mal cocinada. El pimentón dulce de este guiso quiere saborizar a la insulsez a través de quienes no saben educar a un hijo que desconocen. En este largometraje, con embargo de vehículo incluido y el hogar por perder, es más fácil alquilar una vagina que una casa. El chiste fácil y el tacto casposo de un humor revenido activan la seriedad aburrida. La ocurrencia oportunista se viste de blanco para hacerse graciosa con un vocabulario vulgar en busca de su identificación generacional. La chanza llevada a lo inapetente se pierde en la ingravidez del sinsentido aunque los cabezas de familia pongan buena voluntad en el estímulo de un vástago con la testosterona dormida. Quizás la soledad sea la base de un crecimiento hormonal que ha descubierto un camino nuevo para alcanzar el frenesí genital. ¿Acaso es eso malo? ¿No merece preocupación mayor la ceguera paternalista por despertar al joven carnalmente dormido ante la mecánica de la biología humana? Para que luego se lancen alarmas contra la rebeldía imberbe causante de traumas familiares. El ritmo aceptable no consigue eludir la cosmética de una película rancia que mezcla de juventud y madurez en una ensalada sin cuerpo.
 
Maddie Barker (Jennifer Lawrence) junto a Percy Becker (Andrew Barth Feldman)  
Allison Becker (Laura Benanti) y Laird Becker (Matthew Broderick) son los padres de Percy

Los amigos se encargaban de buscar la madriguera donde el primerizo podía desfogar su hombría venérea cuando la tecnología no había facilitado herramientas para el despertar erótico. Las gamberradas que aparecen en Porky's aquí reclaman su parcela como un derecho inalienable del joven. Los padres de Percy están preocupados al no detectar el núcleo del despertar biológico que debería aparecer en su carné de identidad adolescente. Las páginas de contactos en la prensa escrita han sido sustituidas por los anuncios en internet en busca de alguien que le quite la caspa a la libido acorchada de un hijo preocupante. ¿Será la erótica del poder de los adinerados ociosos actuales?
Así es un engendro que se califica de comedia cuando se trata de una tragedia argumental donde Jennifer Lawrence y Mattew Broderick, quieren aportar credibilidad a una serie de borrones escénicos. El ingenio que podía acercarse a El graduado se estanca en la imaginación del espectador buscando conexiones hipotéticas a través de cierta sensualidad. El espejismo de Risky Bussness experimenta el mismo proceso al enlazar el protagonismo pubescente con la procedencia de familia ricachona. Andrew Barth Feldman no es Dustin Hoffman ni Tom Cruise sino un actor con un papel que no le deja bien parado a la hora de demostrar su valía. El adiestramiento afectivo-sexual de Sin malos rollos es la salvación para tapar agujeros económicos. Los padres sobreprotectores desdibujan la naturalidad escondida del retoño en forma de regalo preuniversitario. Con ello, no dejan vivir tranquilo un mundo que madura a su ritmo. La cara menos original de Hollywood se siente cómoda dentro de una memez que se cree graciosa. El papel de Percy representa a una masculinidad sosegada, con poco interés en las secreciones excitables por curvas femeninas.

J. G.


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