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¿EL SICÓPATA QUE QUIERE CAER SIMPÁTICO?
Película El bastardo


J. G.
(Madrid, España)

El bastardo
Ficha Técnica Video    
El comienzo prometedor de una trama que quiere hacerse un hueco dentro del cine negro se queda en una promesa seria, bien armada, sobre una acción implacable que no alcanza el drama escondido. Es una promesa tumbada por los golpes convertidos en lenguaje. Las primeras imágenes traen un sabor multicultural oscilante entre Rocky Balboa y ese estilo Van Damme en los entornos asiáticos de Kickboxer. Esta sorpresa inicial, construida con planos estudiados y cambios de escena que siguen a pies juntillas las reglas del cineasta coherente en los movimientos de cámara, se diluyen pronto. Estos constituyen la baza de un largometraje centrado en persecuciones automovilísticas creíbles. El interés se distrae con su presencia revoltosa. El contexto pugilístico no sirve de elemento conductor en la vida del boxeador Marco Han sino que aparece como un pretexto para el movimiento mientras los lazos de sangre llevan las riendas del asunto. El luchador clandestino, presentado bajo el halo de responsabilidad familiar y conciencia social, es acariciado por asuntos materiales. La existencia de una herencia que le pertenece en calidad de hijo mestizo marginal o kopino aporta un tono capitalista depredador. La mixtura entre padre coreano y madre filipina acercan su procedencia a un componente racial. El ambiente delincuente y los bajos fondos asiáticos potencian una violencia gratuita incapaz de justificar la búsqueda ante la marginalidad social de Marco, las peleas amañadas son la prostitución que saca adelante el coma de una madre retratada como elemento pasajero.
 
Kim Seon-ho interpreta a 'El Noble'  
Kim Kang-woo como el director Han, ¿el malo de la película?

Los personajes se mueven entre el neo film noir de la primera parte y la adrenalina cinematográfica en la segunda que incide en el melodrama criminal. Su fuerza crece entre puñetazos y disparos. Kang Tae-Ju debuta en la gran pantalla como matón engreído y de chiste fácil; frío. Calculador. Es la mente flemática que no guarda rencor ni presume de sadismo, mantiene las distancias del mercenario vendido al mejor postor. El Noble, su papel, no es el villano desagradable sino un tipo lleno de desafecto, marcado por una sonrisa que no incomoda y una naturalidad de pasarela. Esta arrogancia le conduce a una comicidad prefabricada al preocuparse por los rayones en su Mercedes de lujo o cuando ensucian sus zapatos caros. Sin estos apoyos, el actor surcoreano funciona como un reloj que marca las horas de la muerte, una máquina de precisión que no ceja en el intento hasta conseguir el fin. Su aparición misteriosa mancha de sangre fría el contenido. Le rodean Han Yi-sa (Kim Kang-woo), la avaricia andante que necesita a Marco por interés, y Yun-ju (Go Ara), sicaria que ha puesto su interés en la cabeza del luchador. El torbellino de nombres, vínculos oscuros y locura está asegurado. Las cosas se suceden gracias a un guion basado en el martilleo de la saña que va descubriendo unas relaciones familiares tortuosas. La pugna alocada y sanguinaria convierte al perseguido en alma caritativa que lo encumbra a héroe silencioso, un filántropo que abraza el lema todo por los niños. La paternidad descuidada facilita la aparición de agresividad. El encuentro paternofilial, poco explotado, languidece entre cirugías coronarias de inducción terrorífica. Los golpes son el motor del argumento que no despega excepto para quienes disfruten con la bestialidad. El bastardo es tan confusa como intrascendente, un metraje de público asegurado. La carrera sanguinolenta lava la ropa en aguas de redención moral para cerrar una película con más ruido que nueces. Los giros finales la hacen más inverosímil, patética y artificial. Si se sabe separar el trigo de la paja, las escenas violentas de la historia humana, encontramos momentos humanos de latido minúsculo. El bastardo ni se cree ni importa, ¿funcionará?

J. G.


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