Sólo los conocedores del entorno consagrado a salvar pantallas para tener más vidas dentro de un mundo irreal sabrán que hablamos de un
videojuego. Cuando esta reliquia pretende adaptare a la gran pantalla con pocas señas de identidad videográfica, el universo de intriga generado a su alrededor se derrumba con estrépito. Querer revivir un clásico de la consola resulta tan poco atractivo que, hasta los amantes del género, pierden. Su sentimiento de fraude es justificado.
Five Nights At Freddy’s no ha querido meterse en los entresijos del
metaverso al narrar mundos paralelos entre lo real y la pantalla del PC. Lo más atractivo, con aires de Stephen King fracasado, es la ambientación de pizzería abandonada y esqueleto de
aventura gráfica. Los
protagonistas animatrómicos realzan el aspecto retro de los años 80 del siglo XX. Este elemento suscita un sadismo mecánico con guiños divertidos. El entorno ruinoso acrecienta una soledad tanto interna como externa que emborracha a la presencia humana.