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MODERNIZANDO EL ORIGEN DE LA NAVIDAD
Película Camino a Belén
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La Navidad es una época abierta a la diversidad espiritual. La homogeneización del hecho histórico en universalismo creyente restringe su campo de acción. El cine se ha valido de este momento para dar su versión de los hechos, acomodada a un guion complaciente, donde la comedia se impone al drama. Adam Anders, uno de los productores musicales de Glee Live 3D, se estrena en la dirección plantando cara al continuismo que encoge corazones con un nacimiento convertido en estandarte de amor y fe, a veces demasiado meloso. Los Monty Python inauguraron un tratamiento nuevo de la imagen de Jesús, ya adulto, alejado de estándares al presentarlo como un revolucionario divertido. Camino a Belén adapta la vida de sus progenitores al musical acoplado a los tiempos. Se suaviza el corazón devoto y repetitivo para transformarlo en una celebración donde el ritmo musical hace de la religiosidad un cuento para todos. Este aire saltarín salva de la somnolencia a la historia conocida que no espera el beneplácito del creyente riguroso. Busca su sonrisa y alma danzarina. Sería injusto cargar las tintas sobre una realización que juega con las licencias documentales apoyadas en un misticismo que no viene al caso.
Los personajes se convierten en marionetas de un guion con alto contenido machista en los diálogos iniciales, tapado con barniz de época porque era lo que tocaba. Esa capa de colorido mate florece lentamente en romanticismo predecible y aceptabilidad marital. La cercanía de figuras intocables es cómica, los actores que defienden virtudes y defectos no serán recordados por su labor interpretativa. Lo racional no tiene cabida en un entorno lleno de bailarines y situaciones desprovistas de seriedad eclesiástica. Antonio Banderas es una pieza volátil cargada de teatralidad villana y gestualidad reiterativa, postiza. Ni profetas ni apóstoles encajan en este revisionismo saltarín de la inviolabilidad creyente. Por otro lado, se agradece este ofrecimiento singular al público amante de las películas navideñas, alejado de la monotonía. El argumento no exige un formalismo dramático exquisito, descansa sobre colchones de comicidad académica, evitando momentos violentos como el relatado en el Evangelio de Mateo (Mt 2,16-18) durante la matanza de los Inocentes. Tampoco aparecen pastorcillos con ovejas camino de un cobertizo adaptado a la funcionalidad de pesebre improvisado.
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Si bien el resumen del mapa narrativo queda cerrado, el aspecto sonoro sobresale gracias a una música fácil que engancha. Es fresca y actual, sobresaliente en su ejecución, donde el trabajo coreográfico, cercano al vídeo musical, recuerda escenas de Casi 300. La cadencia bailable de canciones y villancicos retocados contagia energía. Los creadores de la banda sonora que enciende Rock of Ages. La era del Rock han envuelto inteligentemente el mensaje catequista arropado por el pop cristiano contemporáneoo.
La ambientación aprovecha el paisaje almeriense de El Chorrillo en Sierra Alhamilla (Almería) gracias a su aspecto desértico. La localización andaluza ha servido de escenario para Tierra brutal, la primera película del Oeste rodada en Almería; El halcón y la presa; Los cuatro salvajes; ¡Agáchate, maldito!; Que viene Valdez o Exodus: Dioses y Reyes. La casa de Herodes está emplazada en el castillo de Santa Bárbara en Alicante. Se agradece que el cine internacional recale en los escenarios españoles para desarrollar sus producciones. Camino a Belén tiene tanto de cal como de arena, un poco de incienso, algo de oro y mucha mirra. |
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