Llegó
el otoño, y con él lo
bueno (y lo malo) que hemos vivido este
verano se nos escapa de las manos sin
poder evitarlo. Los días se acortan,
el tiempo se vuelve menos agradecido,
nuestro humor se transforma en un ente
gruñón y la música
comienza a despertar del letargo estival
mientras uno se recupera de la resaca
festivalera de estos meses.
La música también tiene
su otoño. Afortunadamente, después
de la serpiente veraniega de éxitos
y más éxitos machachones
y repetitivos, la música de terracita
ha dejado de ensuciar nuestras ciudades.
No alcanzo a comprender cómo
podemos ser tan memos al permitir que
aserejés y bodrios similares
destrocen nuestros oídos. Todo
por convertirse en la canción
que más se oye en el verano.
Es una carrera maratoniana por la lucha
de audiencias, por ser el famoso durante
tres meses. No prima la calidad, sino
las campañas de marketing que,
a través de esta música
pegajosa/pegadiza, lo que hacen es rentabilizar
un producto (casi siempre proveniente
de una multinacional) sin tener en cuenta
el aspecto musical. Mercado puro y duro.
Y, además, tienen éxito.
Claro síntoma de que nos estamos
aborregando musicalmente. Ya se sabe:
"donde va Vicente, va toda la
gente". No merece la pena citar
ejemplos por simple buen gusto musical.
¿Y si al artista de turno no
se le ocurre la canción del verano?....
Pues a hacer bolos, que es lo que da
dinero, y no tiene la competencia de
la piratería. Para eso ya llegarán
las Navidades:
-¡A
6 euros los éxitos del verano!.
Alguien habrá que quiera bailar
merengue en diciembre, con Papa Noel.
¿...?
Los
últimos días de este verano,
15 de septiembre en concreto, nos han
dejado otro sinsabor, menos esperado.
La muerte de una parte del Punk. La
muerte de John Cummings, o Johnny Ramone,
como le conocíamos todos. El
guitarrista de The Ramones, el grupo
más influyente en la escena punk
de los 70, no pudo cumplir uno de sus
lemas: "Mejor tarde que nunca".
Después de la muerte de Dee Dee
y Joey, sólo queda como único
superviviente el batería del
cuarteto inglés, Tommy Ramone.
El árbol de The Ramones va deshojando
lentamente la margarita de la vida,
aunque las raíces, su música,
siguen marcando las pautas sociales
de nuevas generaciones. The Ramones
llevan en su piel (la música)
el estigma de chicos malos, rebeldes,
antisociales, con su pantalones ajustados
y chaquetas de cuero negro. Un símbolo
que hacía música rock
intemporal sin necesidad de "canciones
del verano" para no ser olvidados.
Su música convivió con
una época convulsa en Gran Bretaña:
Belfast, el movimiento punk, la juventud
se desmelenaba del conservadurismo británico.
Los transgresores de las reglas británicas,
como el punk, eran elementos peligrosos
para la estabilidad de su sociedad.
The Ramones, con Johnny a la cabeza,
supieron llevar la música al
terreno social. Lo que el movimiento
hippy y Woodstock significó para
Estados Unidos, The Ramones y su música
fueron estandarte de la juventud británica.
Aunque siempre les tocó estar
a la sombra de Sex Pistols y The Clash.
Las
modas pasan, o al menos dejan de tener
la repercusión inicial, hasta
apaciguarse al haber conseguido su espacio
(algunos lo llamarán ghetto)
en la sociedad.
En 1996, Johnny abandonó el grupo
para retirarse de la música.
Todos
tenemos contradicciones en nuestra forma
de ser, y el guitarrista de The Ramones
no podía estar excluido del grupo.
En contra de lo que su música
quería transmitir, Johnny Ramone
fue un abierto republicano cuya presencia
se dejó incluso sentir en la
última Convención Republicana
celebrada en Nueva York. En 2003, durante
el homenaje en el Salón de la
Fama del "Rock & Roll",
Johnny Ramone dijo "Dios bendiga
al presidente Bush y Dios bendiga América".
"¡Allá cada uno
con sus pensamientos!", dirán
muchos; a otros no les importará
la militancia política de un
músico siempre y cuando su música
les haga disfrutar. Hay que huir de
estereotipos: republicanos igual a country
y demócratas, rock y lucha. Johnny
Ramone también era un firme defensor
del uso de las armas, miembro de la
Asociación Nacional del Rifle.
Lástima que Mikel Moore sólo
se fijara en Marilyn Manson como icono
musical en Bowling For Columbine,
con el testimonio de Johnny la música
habría conseguido un mayor protagonismo
en la inteligentemente sarcástica
película - y antirrepublicana
-.
En
2003, durante la presentación
de Manson como cabeza de cartel en FESTIMAD
(el Festival de Música Independiente
de Madrid), el cantante fue preguntado
sobre la guerra contra Irak (abiertamente
republicana, aunque la respaldaron luego
otros muchos otros "patriotas
yanquis"). Manson, con gesto
sereno, contestó que "normalmente
cuando los artistas se obsesionan en
exceso con las causas políticas,
bien sea a favor o en contra, la música
que producen suele ser bastante aburrida".
Quizás por eso Johnny Ramone
no mezcló su música con
política abiertamente, aunque
su mensaje era claramente anti-sistema.
En
fin, llega el otoño, un gran
músico se ha ido, The Ramones
ha vuelto a estar de luto, la música
ha perdido a uno de sus iconos... y
seguramente que en breve se sucederán
los conciertos homenaje a Johnny Ramone.
El mercado comenzará a lanzar
reediciones en cajas de lujo con grandes
éxitos de la banda. El negocio
continúa y con la muerte del
artista se acrecientan las ganancias
de las discográficas. Ya se sabe:
"el muerto al hoyo y el vivo
al bollo". "Rock n roll
radio" de fondo.