Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 
 


 


MUSINTERNAUTA

TU OPINION TIENE UN SENTIDO
Histórico

 


YA SON TREINTAÑEROS
(Madness. Presentación de "The Liberty of Norton Folgate".
Sala La Riviera, Madrid. 11 de junio de 2009)

J. G.
(Madrid, España)

Madness

Los reyes del Ska, la locura desatada: Madness, irrumpieron en Madrid. Los nubarrones de la incertidumbre se adueñaron de un bochorno solitario a las puertas de La Riviera. Los pronósticos, arropados por el calor y los bolsillos tiesos, no eran buenos para esta cita musical recordando melodías de Ska saltarín.

El olor a Madness pululaba por la sala, aún vacía: entre el público, junto al teclado de Mike Barson y saxofón de Lee Kix Thompson esperando silenciosos en la cavidad de un escenario musicalmente inactivo. El grupo de Graham Suggs McPherson lanzó al Ska más allá de los guetos londinenses, donde se mezclaba con el Punk. Lo integró en el comercio musical, pero nunca abandonaron su vena independiente.

Ska es libertad sin estar en venta. Van a su aire, nadie se lo recrimina; quizás porque su desenfado ruboriza sin tapujos al formalismo social. La industria no les cerró puertas al ver un filón en ellos. Se abrieron camino con temas que irrumpieron en las pistas de baile. Madness son un poco mayores: cumplen treinta años, que en la música ya significa la madurez. Las ganas de pasarlo bien se revitalizan cada vez que dan un concierto, pero ya no consumen tanta adrenalina ni tanta ginebra. Su sonido no ha cambiado.

Los conciertos aniversario son un absurdo establecido. Si después de tres décadas sigues en la brecha, es porque vales o porque tu nombre aún vende. A estas alturas, Madness no necesita de los top ten ni los Billboard para estar arriba. Es un lujo que puede permitirse quien ha sentado las bases de un estilo y una estética musicales. Son el espejo de Londres, de la clase obrera, del final de los años setenta; se siente a los Sex Pistols en sus letras.

La Riviera no se impregnó de pasado, la música de Madness fue actualizando el tiempo. Los años ochenta de “Shup Up”, “Baggy Trousers”, “Embarrassment” o “House Of Fun” se mezclaron con temas de su nuevo disco, “The Liberty of Norton Folgate”, el décimo de estudio, envuelto en un trasfondo social que nunca se aparta de esta banda.
El pasado sin arrugas sirvió de puente para lo más reciente de su discografía.

No dejaron de sorprender en cada tema. Además de hacer buena música, supieron transmitirla. El saxo de Lee Kix Thompson, alias lagartija, desarrolló su propio concierto, sorteando obstáculos para aproximarse al público. Simulando a un encantador de serpientes, se lo trajo de calle. Ese instrumento se encargó de dar volumen sonoro al concierto. Mark Bed-ford, al bajo, se escondió tras unas gafas que le aportaban más condición de díptero que de humano. Reconcentrado en las notas de sus cuerdas. Otro toque de color al que le sobraron recursos visuales para completar las melodías.

Las evocaciones cinematográficas también tuvieron cabida en la música de Madness. Su inicial pulcritud oscura y seria recordó a los “Men In Black”, de Barry Sonnenfeld, a los gansters de Chicago, a la Ley Seca. Ahí fue un recuerdo a John Belushi y los Blues Brothers.
Esta oscuridad dio paso a semblantes, sino metro sexuales, con algún toque de liftin, ya entrados en la cincuentena tomada con mesura. El contacto derrochado hacia el público fue instantáneo, rompiendo la barrera entre escenario y gallinero. Ritmo Reggae-Ska, notas poderosas de saxo, sudor musical. La Riviera había adelantado el horario de discoteca con bailoteos free-style bajo el aura de esta música.

Graham Suggs McPherson consiguió la voz exacta para seguir el ritmo endiablado de los instrumentos. Su sonido tuvo mucho de espectáculo, de feria ambulante, de circo.
Las manos batiendo el aire inundaron el éter musical de la sala madrileña. ¿Un manicomio, una danza de los muertos vivientes?... La expresión plástica de Madness: los esqueletos de adolescentes, apenas embriones cuando se gestaron estas canciones. Todos frenéticos. “One Step Beyond” y no pares de moverte.

La gente vino a escuchar a los Madness de siempre y así lo demostró eclipsando la voz de Suggs en ”Our House” o “It Must Be Love”.
El recuerdo de la añejo se llevó bien con sus nuevas canciones, inspiradas en el Londres que les vio crecer.
Son treinta año de historia jalonada por una separación en 1986 y el reagrupamiento de 1992. Su sonido no se ha resquebrajado, siendo ajeno a las rupturas humanas.
El calor abarrotado hizo que unos disfrutaran reviviendo el ayer, y otros, agotando el momento con intensidad.

 

 

J. G.

La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección.
Texto: www.photomusik.com ©
 
<< 2008      < anterior          siguiente >       2010 >>

© Copyright Photomusik.com