La muerte se acopla mejor en unas personas que a otras. Algunos nombres son olvidados y también los hay que rejuvenecen. Luis Eduardo Aute pertenece a la segunda clase. El recuerdo abrillanta su presente. Ha transcurrido un año de una marcha no anunciada, su cuerpo no se pasea por los escenarios aunque sea con cara de holograma. El corazón repartido entre Manila y Madrid palpita fresco. Todo se debe a una música compuesta con facilidad gramatical e ironía poética. Eran pinceladas de soledad, tristeza, amor, juventud y llanto de un Miguel Hernández moderno. La memoria de su defunción, en una carrera infinita, describe la magnitud de una ausencia corpórea, de una sonoridad tan limpia como el primer día. Aute escribió sentimientos simplificados en el pentagrama que rasgaba su corazón. El alba de este 4 de abril se despierta con su acompañamiento, dispuesto a convertirse en melodía contra la pandemia mientras las salas de conciertos importantes de Madrid han dado el pistoletazo para iniciar la carrera contra el oscurantismo. El amanecer de hoy está desarropado sin Aute y acompaña las canciones que jamás nos abandonarán. La presencia de sin ti pero contigo, pensar en un cadáver como el personaje que no se ha ido reconforta. El impulso que incita a continuar, el resplandor que espanta la neblina del pesimismo tranquilizan. Aute persiste en la alborada y durante la noche. La singularidad recordada invita a indagar en su armonía, volver a reproducir sus canciones en una lista de éxitos particular.
Las palabras concebidas para rellenar el hueco de rigor tienen una escritura vacía, suenan a compromiso del vivo con la ceniza, a trámite profesional. El tributo a las fechas se puede escribir con mayúsculas pero siempre será un dato pasajero. La huella de Luis Eduardo Aute es longeva. El primer año sin él se festeja con el ritmo de su sonido. Autores como Abel Pintos, Carlos Rivera, Dani Martín, Estopa, Ismael Serrano, Joaquín Sabina, Jorge Drexler, Marwán, Pedro Guerra, Rozalén, Silvio Rodríguez, Vanesa Martín y Xoel López se han unido para homenajear a este ‹‹animal escénico›› con una edición de un sencillo. La canción escogida define al cantautor nostálgico, al artista de verso fácil convertido en cadencia inimitable. Para Aute: pasaba por aquí es un juego de palabras chistoso. Hace un año, las Parcas pasaban por aquí y se llevaron su cuerpo sin poder con el arraigo de su semilla, el regalo más apreciado. Ojalá que esta remembranza, lejos de ser una efeméride puntual, sea celebrada con nostalgia y cariño. Sin olvido. Parece que a Luis Eduardo Aute la muerte le sienta bien.