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BÉJART Y BEETHOVEN: DOS MONSTRUOS VITALISTAS
Película "Dancing Beethoven"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La danza contemporánea, sin la figura de Maurice Béjart, estaría coja. El bailarín y coreógrafo francés, nacionalizado suizo, supuso un antes y un después. Fue un innovador en esta disciplina al introducir la energía hercúlea y el gesto majestuoso en las composiciones de los clásicos, uno de los pilares sobre los que se asienta la música en movimiento a través del cuerpo humano.
Arantxa Aguirre, doctora en Filología además de cineasta, plasma la riqueza interpretativa de Béjart adaptada al proceso creativo de una de las piezas cumbre en la música universal: La Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125 de Beethoven. Esta seguidora de Béjart ofrece una inmersión en las cuatro estaciones que visualiza la construcción de una idea ambiciosa; el deseo y la realidad arropados por la representación de la Coral convertida en danza. Dancing Beethoven es un placer para los sentidos cuyo esqueleto evoca la contribución más coconida de Antonio Vivaldi y el esfuerzo de una producción compleja por sus dimensiones humanas. Los bailarines, durante las cuatro estaciones, se convierten en semidioses dirigidos por la atención de Gil Roman, heredero artístico de Maurice Béjart. La filosofía de ambos se resume en una frase de este último, escueta y muy gráfica: ‹‹¡Lucha, trabaja, y toma vuelo!››.
En la segunda parte del documental, la batuta de Zubin Mehta manda durante los ensayos hasta el estreno presentado en la capital nipona por el Béjart Ballet Lausanne y el Ballet de Tokio, acompañados por la Orquesta Filarmónica de Israel. |
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La camaradería, y el poder de la música, reinan por encima de la responsabilidad en una aleación de anécdotas, sueños, imprevistos y culminaciones. Los artistas dejan de ser objetos gracias al impulso inspirado de Béjart. Generan esfuerzo, ánimo y cercanía exquisita, a parte de belleza coreográfica, ante lo que la gratitud sincera y humilde se inclina. Es magnetismo entre el artista y el espectador engalanado por movimientos empapados de colorido grácil. El Béjart Ballet Lausanne se preocupa de que la imaginación corra libremente hasta alcanzar el movimiento exacto; Dancing Beethoven transmite la sensualidad que el corazón del compositor, director de orquesta y pianista alemán puso al escribir su logro más representativo. Este conjunto humano de fuerza estética, alimentado por la diversidad de nacionalidades que constituye una identidad única, es antagónico a la guerra de sexos. |
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El desarrollo de los ensayos muestra su evolución en un juego con el que Arantxa Aguirre brinca bailarina, llevándonos por un camino que exhala en cada zancada. La fotografía, en un afán de capturar el movimiento puro, se distancia del plano fijo, dejándole respirar como homenaje a Béjart. La cámara de Rafael Reparaz rastrea incansable, atrapa el poder visual de la imagen en el teatro de Tokio mientras recuerda a Leni Riefenstahl. El montaje de Valeria Gentile es meritorio gracias a su labor limpia y ágil. La vida fluye entre imágenes cenitales poéticas cantando al sol como evocación al talento planetario de Béjart. Es arquitectura plástica, agilidad que permite flotar al brío en forma de movimiento rítmico, inocencia de la pasión, impulso, tiempo estacional, explosión, épica escénica: un ensayo que destierra el tutú y la barra de ballet. Es rectitud y exigencia, el carisma y rigor de Zubin Mehta, democratización artística. Béjart, Gil Roman y Arantxa Aguirre son como las ondulaciones en un lago invisible. El espectador asiste al parto de una genialidad y, sobre todo, a la constatación de que el trabajo duro y constante son la piedra angular de toda obra digna de reconocimiento sin fecha de caducidad. |
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En Dancing Beethoven se siente la espera, por parte del artista, a la crueldad o al elogio del público. Su directora descubre un hermanamiento entre la fuerza creadora de Béjart y la genialidad de Beethoven. Igual que Isadora Duncan revolucionó la danza moderna con sus formas de femineidad apolínea, Béjart esculpió el poder de la imaginación convertido en torrente de caudal novedoso.
El Béjart Ballet Lausanne rinde tributo a Ludwig van Beethoven, confiando en que algún día el genio alemán resucite para escuchar su Novena Sinfonía, compuesta a través de la sordera. |
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