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LA INTIMIDAD DEL GENIO ATORMENTADO
Película Van Gogh, a las puertas de la eternidad


J. G.
(Madrid, España)

Van Gogh, a las puertas de la eternidad
Ficha Técnica Video
‹‹Sólo quiero que me traten con a los demás, que me inviten a tomar un refresco, que me pregunten si tengo sed o tengo hambre››. Con estas palabras sobre fondo negro, el alma de Vincent van Gogh vive en un fundido a negro descriptivo, antitético a la vida llena de color creativo. Todo lo que se ha escrito y relatado sobre su genialidad es insuficiente y cada interpretación escarba en una personalidad compleja y enigmática, incomprendida y talentosa; rechazada y admirada. Julian Schnabel acierta al incidir en la trayectoria personal de Vincent Van Gogh, marcada por su producción, sin convertirla en un paseo museístico reconocible mientras ahonda en el proceso de desintegración personal.
 
Van Gogh fue un pintor de la Naturaleza  
Van Gogh se empapa del olor de la tierra y el viento
El ambiente artístico de taberna, avanzadilla de los coffe-shops de Amsterdam, reúne a los artistas en una comuna con aire de jipy liberal. La suerte da la espalda a los comienzos eufóricos del Van Gogh inicial. Sus reflexiones provocan saltos en el tiempo que fortalecen la narración como decorado principal de oscuridad metafórica, desnudan momentos depresivos y filosóficos. La cámara se desliza entre los campos, recorre la anatomía del genio neerlandés, se pasea por su obra mientras la Naturaleza recuerda sus cuadros más famosos, activa el trinomio hombre-paisaje, interior-exterior, placer-frustración. Willem Dafoe se entrega sin asfixiar la pantalla, se pone en la piel del hombre controvertido que, lejos de jugar al endiosamiento, camina firme hacia el destino que le proporcionó un estómago vacío. La madurez interpretativa del actor se afianza en uno de sus mejores papeles; borda al hombre atormentado, solitario, irrepetible e inolvidable.
Paul Gauguin (Oscar Isaac) charlando con Vincent van Gogh (Willem Dafoe)  
Frenetismo artístico de Van Gogh
La senda tortuosa de Van Gogh lo convierte en presa del silencio hospitalario. Se empapa del olor de la tierra y el viento, despierta a las naturalezas muertas y a esas flores que pronto morirán. En contra de Gaugin, era fugacidad al pintar sobre lo pintado, rapidez del instante frente al diseño del lienzo. Sus creaciones son fotografías del momento captado con pinceladas sutiles. La alegoría de su muerte en manos de otros pergeña un pacto con las tinieblas en forma de alucinación. La manía persecutoria se sublima con su destino.
Schnabel se ajusta al rigor de una vida llena de pulsión que no persigue un final reconfortante; es el triunfo de la energía sobre la muerte. La sensibilidad de un artista que pintó el momento haciendo de su vida un mural indestructible permanece intacta.
Eric van Gogh  
Eric van Gogh moribundo junto a su hermano, Theo Van Gogh (Rupert Friend)

¿Habría asesinado si no hubiese podido pintar? Van Gogh, a las puertas de la eternidad es poder reflexivo en formato de confesonario; el recuerdo de una infancia atada a la religiosidad férrea; el triunfo de su conocimiento frente a un cura superficial; la cumbre de un ateísmo catedralicio que busca a su dios en la luz campestre sin abandonar la aflicción; falta de cariño; una personalidad en conflicto que tira la toalla excepto en la pintura; convivencia entre genialidad y locura, crítica a la siquiatría; el magnetismo de intercambios epistolares entre hermanos; su respeto profesional; amor por la campiña y el retrato; presentación del cuadro como proceso creativo; campos de girasoles; puestas de sol; casas parisinas; gentes de la Provenza; miradas directas; dolor en ojos autorretratados; mutilaciones; admiración por Goya, Velázquez o Delacroix.

J. G.


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