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LUZ POLINESIA Y RESPLANDOR DE PAUL GAUGUIN
Película "Gauguin, viaje a Tahití"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Entrevista a Edouard Deluc, director |
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Entrevista a Vincent Cassel, actor |
Entrevista a Warren Ellis, compositor |
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El alma del artista es que el primero huye de la vulgaridad. El rechazo de lo establecido como norma lo convierte en especial manifestándose como rara avis que busca la pureza. El posimpresionismo de Paul Gauguin encontraba luz donde los demás sólo veían líneas. Su trazo fue dinamita paisajística, suavidad sobre el rostro de los polinesios que no dejó de acariciar la belleza exótica de la mujer tahitiana. A finales el siglo XIX, Gaugin tuvo que huir del ambiente europeo anquilosado para explorar la pintura como fuente de nuevas dimensiones humanas.
La fisonomía agreste de Vicent Cassel recuerda las facciones duras de otro monstruo de la pantalla, Vincent Lindon en Rodin. El pintor francés, en un camino espinoso custodiado por las enfermedades, se adentra en un territorio virgen que desde París enaltecía como nirvana del pincel luminoso. |
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El deseo por abandonar una capital aburguesada en el arte conduce hasta la raíz del hombre salvaje, del pintor que, como Van Gogh, transforma la realidad en un mundo particular lleno de matices. Gauguin, viaje a Tahití contempla a un descubridor alejado de las galerías artísticas y de los salones intelectuales. Destapa olores selváticos, desnuda la intimidad del pintor francés. El Gauguin europeo, antes de emprender su periplo iniciático, es entusiasta, crítico con la sociedad, emprendedor.
La realidad de su paraíso moldea al hombre que necesita volar. El magnetismo de su camino pictórico rompe el vínculo familiar en una pérdida de la vida anterior; la olvida en el desamparo. La despedida ante sus amigos goza de la fiesta durante una bacanal de maquillaje sobre personajes estrambóticos. Esta ruptura con el mundo conocido es alegre y dolorosa; se rodea de embajadores culturales (Laval, Bernard) que no deciden apoyar su aventura. Tahití lo adopta y Tehura, su nueva esposa, sigue la complicidad de lo novedoso -el matrimonio- mientras el tiempo desgasta la magia de esa relación. Ella representa el sueño encontrado, la belleza indómita. La aparición de Jotepha entre Tehura y Gauguin abre las puertas a un trío tentador del dramatismo que no se produce mientras los celos se apoderan del pintor. |
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La dirección de Edouard Deluc, alejado de la película biográfica usual, descubre la personalidad de Gauguin arrastrado por un destino tormentoso poco explorado, la del estibador superviviente, la del artista impulsivo que observa cómo el capitalismo irrumpe en la virginidad tailandesa.
Eugène Henri Paul Gauguin fue el documentalista de la civilización maorí que trasformó el horizonte creativo del pintor aventurero e hizo de su obra la frontera entre la mirada humana y lo espiritual. La fotografía de Pierre Cottereau ( Café de Floré, Mayo de 1940) es un baluarte del estudio panorámico, estética paisajística de la profundidad de campo, búsqueda de la tranquilidad. |
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Gauguin, viaje a Tahití es potencia, el valor del arte por el arte, la consagración vanguardista de la mirada, el alma del virtuoso bohemio que busca respirar a través del color y la gente polinesia. Gauguin desafió al relato histórico para morir en la ruina económica; el tiempo ha tasado el valor de su obra: incalculable. |
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Texto: www.photomusik.com
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