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TRATADO DE LA INTIMIDAD COMPARTIDA
Película Adam


J. G.
(Madrid, España)

Adam
Ficha Técnica Video    
Este viaje que no desprecia la soledad ni la esperanza se desarrolla por las calles de Casablanca, muy lejos de Humphrey Bogart. Su presencia se sustituye por un personaje con quien es mas fácil solidarizarse. La cercanía a la realidad invita a participar de la amargura sin toques fabulados. Maryam Touzani dibuja una trazado descriptivo del ambiente en la medina baidaní donde no por escuchar trasiego de voces la humanidad es más accesible. La necesidad pide limosna de puerta en puerta sin encontrar nada que roer. La mano laboral se ofrece a cambio de una acogida que mitigue la carga de un embarazo avanzado. Casablanca no es la ciudad idílica proclive al romance peliculero sino el escenario oscuro del abandono social que convierte al vientre femenino en un peso físico y moral. La búsqueda infructuosa acaba en el destierro del abandono. La lectura del rechazo descubre una sociedad con prejuicios serios acerca de la sexualidad femenina y su influencia negativa en un entorno patriarcal. Lo que menos interesa es, precisamente, la cobardía masculina que ha abandonado a Samia. La directora tangerina se centra en una amistad futura.
 
Abla (Lubna Azabal) dirige una panadería en Casablanca  
Samia (Nisrin Erradi) por la medina de Casablanca
El peregrinaje de puerta en puerta atraviesa un desamparo que deja acariciarse por el manto de la noche con la mirada atenta de Abla. La llamada a su puerta trae desinterés seguido por una preocupación vigilante tras la ventana de su casa. Esta mujer viuda se mueve como un animal enjaulado e inquieto; algo conmociona su nerviosismo. Las puertas se abren por caridad pero su corazón permanecen cerrado. El gesto serio desconfía aunque la preñez evidente de una desconocida con problemas. Algo ha comenzado entre ambas, unidas por el aislamiento. Warda, la hija de Alba, participa de la convivencia adulta con luz arrebatadora en un paisaje apagado. Sus caricias son granitos de arena que frenan el dolor adulto pendiente de la angustia. La felicidad crece en una niña de ocho años ajena al exterior mientras la madre le impone rigor, consciente de que no puede ofrecerle nada mejor. Al borde del precipicio, Adam se convierte en una historia de mujeres. El ser que nacerá fuera del matrimonio es repudiado por la sociedad gracias a la religión antes de que pueda defenderse. La mancha deshonrosa cae implacable sobre la mujer señalada.
La nota colorista en este universo femenino la pone un hombre bueno que corteja a una dama sin intención de poseerla. Maryam Touzani, ahora detrás de las cámaras, es recordada como protagonista en Razzia, a las órdenes de Nabil Ayouch, su pareja. Lubna Azabal se ha ganado su presencia gracias a comedias como Todo pasa en Tel-Aviv o dramas en los que el papel de la mujer es vital. Lola Pater y Sofia, con ciertas similitudes a Adam, son ejemplos de su potencial artístico.
Abla junto a su hija, la pequeña Warda (Douae Belkhaouda)  
Un cara a cara entre Alba y Samia

El contraste entre tonos claros y oscuros prolifera en una película de identidad minimalista. La fotografía monta planos que recrean la intimidad de Vermeer, aúnan contención y encanto. La tristeza es una imagen deliciosa que no oculta incomodidad, mete el dedo en la llaga sin violentar; tamiza la dureza con humanismo hogareño. Adam es un ejemplo de que los momentos tristes pueden presumir de plasticidad hermosa. El trabajo en la panadería robustece la relación entre dos mujeres cerradas en sus problemas: la maternidad indeseada y la autocensura afectiva. Este contacto terapéutico alcanza momentos de imaginación erótica y liberalizadora al heñir repostería sin rigidez. La textura visual recuerda a Patrick Swayze y Demi Moore fusionando sus manos con la arcilla en Ghost. La masa y la música crean un mundo orgánico al abrazar el recuerdo del amor que un luto impuesto obliga esconder.

La panadería de Abla se convierte en un lugar para el encuentro entre dos mujeres  
El cambio de imagen de Abla

La sociedad acusa a una víctima inocente. Se deja la puerta abierta a la comprensión, también por parte del espectador, de una decisión personal. Maryam Touzani dirige su primera película con mimo sin cabos sueltos. Esta ópera prima con piel de obra madura hace reflexionar sobre las decisiones que una mujer debe plantearse en la vida.

J. G.


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