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RATEROS DE POCA MONTA
Película Cómo sobrevivir en un mundo material (Kajillionaire)
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Ken Loach sabe que los protagonistas de un largometraje tienen más éxito cuanto más cerca están del espectador. El mensaje se capta de manera inmediata con la identificación entre ambas partes. Si, además, son dirigidos por una mano privilegiada, la empatía sobrepasa la pantalla con facilidad. Por otro lado, si la extravagancia se apodera del argumento que inicia próximo, la aceptación pierde la batalla. Es lo que ocurre con Cómo sobrevivir en un mundo material (Kajillionaire) al presentar sus credenciales rodeada de cercanía callejera y personajes sacados de la vida diaria. La familia inadaptada al sistema de consumo acaricia al macarra que desafía las reglas del juego social para sobrevivir. Su rebeldía llama la atención por la particularidad de los movimientos teatrales que conectan chiquillada con gamberrismo: un estilo propio que genera simpatizantes. La tranquilidad de delincuencia menor se tuerce cuando esta confianza ratera se emborracha del nervio maleante que opera confiado. El deseo de sacar beneficio gracias al timo es un patrón de comportamiento anómalo.
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Los hurtos y engaños pequeños saturan el currículum de un hogar grillado que, poco a poco, se afirma como antisistema. La denuncia por estafa inexistente se incorpora al mundo truhán. La individualidad se acopla a la eficacia del grupo que amplía el espectro con un miembro nuevo, producto de la imprevisto. Los padres son los ideólogos de los atracos en pequeño mientras utilizan a su hija para ejecutar planes que no pretenden dar golpes sustanciosos. Es una diversión cleptómana que ayuda, o debería hacerlo, a pagar unas deudas siempre en números rojos. Las mentiras van por delante debido a la incertidumbre que los ingresos desconocidos ocasionan. Los bolsillos aparecen vacíos de dinero y llenos de baratijas inservibles.
Miranda July recrea una adaptación moderna del acaparamiento ladrón con espíritu indie sin gracia, movida por farsantes. Todo cabe en un cosido que remienda los agujeros emocionales de los protagonistas. |
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Los pasos trastocados avanzan entre soledad, relaciones de sangre que no desprecian la crueldad, despertares y ocultamientos sexuales que funcionan como cara visible de un universo desagradable. El carácter débil de Old Dolio engrandece esa timidez criticada por padres déspotas. Los comportamientos estrambóticos y el humor seco rivalizan con lo espumoso de un líquido rosáceo cercano a las locuras de Timb Burton o las obsesiones de Rigo Pex en The Mistery of the Pink Flamingo.
La duración minúscula de los chispazos de sensibilidad aparece con cuentagotas. Las comparaciones con Parásitos, de Bong Joon Ho, por la similitud casera, son una broma oportunista de poco gusto. La crueldad del arribismo vista por un entorno oriental no sintoniza con la animalada seudocómica que toca analizar. |
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