Los conocimientos enciclopédicos de Maggie enlazan nombres con acontecimientos, títulos de canciones con momentos históricos de la épica soul y rock más clásica, desde Sam Cooke hasta Eagles. Nada sorprende dentro de un metraje construido para el entretenimiento fácil y juvenil. Las intenciones de esta asistenta todoterreno buscan el roce de su talento con la calidad artística de una diva que no ha demostrado todo lo que sabe hacer. Sus ideas son burbujas rítmicas que se mezclan con la tecnología para retocar acordes. La frialdad de las sesiones de estudio choca con el calor de otros ambientes rodeados de público. La comicidad de protagonistas ligeros evita el argumento serio mientras el rato pasa con melodías destinadas a tapar imágenes superficiales. Desde el joven desconocido que se gana la vida en bares y lugares cercanos al público hasta el techo del negocio discográfico.
El carácter rapaz de un círculo, más empresarial que artístico, perfila un universo buitre en la figura del representante que encarna
Ice-Cube. El uniforme de rapero barrial ha dado paso al de cajero trajeado a quien la influencia escénica le interesa poco mientras no genere dinero. Los ejecutivos del ocio persiguen el objetivo pecuniario a impulsar una gloria en horas bajas. Es menos complicado instalar la residencia artística en el Caears Palace de Las Vegas hasta la jubilación que lanzarse, en la cincuentena, a disfrutar de una gira marcada por éxitos añejos. El prestigio de una estrella que aún tiene fuelle interesa poco excepto a la creatividad de una imaginación fresca y escondida que intenta abrirse camino sin pisarle el vestido a Grace Davis.
Paramount Records, la cuna del sonido afronorteamericano del Medio Oeste, es la cueva donde el talento arreglista de su asistenta da los primeros pasos.
Capitol Records tiene presencia como icono musical y hogar de Grace, ahora no tan acogedor. Son tópicos necesarios para valorar el esfuerzo inicial y la desidia, la fama consolidada, el alcance de una ilusión, intereses y recapacitaciones. La celebridad disfruta acampada en el bienestar de lo conseguido. El recorrido por las tripas del negocio y el sueño musical se lleva con agilidad y poco sufrimiento.