El malestar tensionó a la sociedad vasca con el incremento de la hostilidad hacia las fuerzas del orden consideradas extranjeras. Amaia Merino y Miguel Ángel Llamas no pretenden encontrar una solución al conflicto sino reabrir con veracidad documental un caso que permanece en el olvido de la Justicia más de tres décadas. Tampoco han querido investigar lo sucedido para hallar luz en un túnel sin salida ni homenajear al ayer con una ficción pormenorizada al estilo de
Imanol Arias. La codirección muestra a dos artesanos del montaje cinematográfico recopilando el ayer para construir un almanaque de lo irresoluto. El relato académico de lo sucedido toca un caso abandonado por la investigación que dirige el poder a pesar de que fuera reabierto de nuevo en 1995 después de archivarse en 1988; rasga la sombra de la represión policial durante la
Transición que para muchos ha consolidado la
democracia española. El material de archivo ilustra un metraje limpio y directo con exposición periodística, recupera un momento histórico de la política nacional que ensanchó su división territorial, recuerda el enfrentamiento entre quienes pedían una aclaración y aquellos que evadían su responsabilidad como gobernantes. Los testimonios de la madre de Mikel, Garbiñe Garate; su primo Manuel Vizcay; su novia
Idoia Aierbe o el escritor
Ion Arretxe, ya fallecidos, se envuelven en impotencia, odio, y la rabia. Este último describe el proceso de detección, los sentimientos provocados, el miedo, la culpabilidad mientras reproduce como trabajo catártico el edifico donde Mikel fue torturado y asesinado. Se detalla una brutalidad policial que, muchas veces, convierte al sospecho en fiambre. El exgeneral
Enrique Rodríguez Galindo, que estuvo 14 años al frente de la 513 Comandancia de la Guardia Civil, con sede en el
cuartel de Intxaurrondo, merodea por una atmósfera incómoda.
La ausencia de Mikel Zabalza inició veinte días de pánico personal y una catarata de angustias para sus vecinos. Las imágenes forman parte de una terapia que no olvida el pasado, recorre calles, ríos y hemiciclos en busca de un desaparecido que la policía da por muerto tras haber huido de la Justicia. La tensión popular pide una respuesta sobre el paradero de Mikel. El proceso de secuestro, tortura y asesinato que sufrió sigue sin aclarar una muerte que todavía no ha sido explicada por sus ejecutores.