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FOLK NARRADO.
(Alondra Bentley. Showcase en el que interpretó canciones de
"Ashfield Avenue".
Sala La Boite, Madrid. 16 de abril de 2009)

J. G.
(Madrid, España)

Alondra Bentley

La región murciana es cantera de grupos punteros en el panorama nacional e internacional que, poco a poco, han conseguido labrarse su sitio en la música del siglo XXI. Ahí están Second, Schwarz, Laura More o el colectivo murciano Zarangojazz. Alondra Bentley es otra semilla más de la huerta levantina que se presentó en Madrid para avanzar su debut discográfico “Ashfield Avenue”.

“Alondra, ave cantora, madre de la Aurora”.

La Boite se convirtió en un remanso de tranquilidad y calor. Las miradas, puestas en el escenario, aguardaron la llegada de una aparición con mística folk. Entre luces apagadas y azules semi pálidos, apareció una niña mujer. La expectación, y el respeto, cubrieron la sala con aplausos familiares. En aquel instante se respiró frialdad y entusiasmo, fue una sensación extraña. Este dato descubrió a un público que no juzgó la música hasta que la hubo escuchado y que, al mismo tiempo, respetó la concentración del artista antes de ofrecer su talento artístico. Todo muy cronometrado, sin saltarse los momentos, tranquilo y acústico. La proximidad entre Alondra Bentley y el púbico se palpó desde que llegó al escenario: las sontisas de la gente, sus miradas puestas en Alondra... y su corazón: seguro, entregado a lo que prometía ser una velada musical con clase.

Alondra Bentley, de formación autodidacta, tuvo su primer contacto musical en el instituto, pasando por varios grupos. Siendo miembro de los murcianos First Aid, consiguió meterse en la final de “CreaJoven 2004”.
De pluralidad sangüínea, madre inglesa y padre español, su música es uniformemente natural y dulce: sencilla, ¿para qué más?

Su aspecto fue una mezcolanza entre lo indie, rasgos a lo Janis Joplin y reminiscencias a La Familia Ingalls, de La Casa de La Pradera: se equivocaron de lugar quienes venía pensando en una artista folk al uso.

Sus canciones fueron desgranándose como una brisa fresca dentro del ambiente asfixiante que despiden los recintos cerrados, regidos por luces artificiales. Expandió su música como si se tratara de una fragancia con pedigrí, que regaló a los allí convocados. Sonaron “Sunglasses” y “I Feel Alive”, ejemplos del minimalismo que recorre el disco. Alondra se imbuye en su música, sabe comunicarla a traves de un grupo que combina la instrumentación clásica con la eléctrica. La banda que la acompaña se mueve entre lo freaky de Xema Fuertes, explosivo con las guitarras, el banjo, timple, teclados, voces y el plano oscuro de Caio Bellveser (contrabajo, piano y voces). Multiinstrumentistas que se apuntan a un bombardeo de ejercicios sónicos pocas veces escuchado.

Alondra no se pasea sobre el escenario, es estática, todo está gobernado por su profunda mirada. Ésta es de ojos pequeños, oscuros, a veces inquietantes. Inquietantes porque advierten más que palabras en su mirada cuando se fija en un rostro, y te sientes impotente al no saber corresponderla con la misma intensidad y normalidad. Aunque “Ashfield Avenue” sea una propuesta grupal, ella lo ocupa todo: su sentimiento y esa dulzura que no me cansaré de repetir hasta la saciedad.

Alondra, ave cantora, madre de la Aurora”.

Semblante bondadoso, tranquilo, de flequillo recortado estilo niña traviesa y risueña; con una mirada enamoradiza que cautiva alllá donde se dirige. Sencilla, sedosa, algo niña. Así es Alondra y sus composiciones: una niña, creadora de música, que echaza la que no provenga del corazón y que hace sentirnos jóvenes a todos.

La entrada solitaria del chelo en “Still be there” fue emocionante. Un acompañamiento que no se separará de su voz en toda la canción, narrando un idilio compositivo entre armonía y letra. La faceta de storyteller alcanzó su punto cumbre en “Of all Living creatures live...” , una canción contada con cadencias casi escocesas, acompañadas por el órgano de Xema; en el eco inicial de “Giants are windmills”, junto al banjo; en la dulzura vocal de “Some things of my own”. La mejor manera de entender su música es escuchar las canciones que forman “Ashfield Avenue”, seguro que cada vez encontramos algo nuevo que se nos escapó anteriormente. Alondra Bentley es una mundo por descubrir.

La avanzadilla del disco, a modo de showcase, no despistó en ningún momento el interés mostrado por el público, propio de un concierto de música clásica.
La voz de Alondra se impostó hacia el infinito sin perder su musa infantil.

 

 

J. G.

La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección.
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