La música ha estado inquieta en 2020 y seguirá dando guerra hasta final de año y el infinito. La palabra pandemia ha girado los discos desde marzo y seguirá haciéndolo con revoluciones desconocidas. El contagio de su música resulta molesto desde 2700 bpm diarios en algunas comunidades hasta 12662 a nivel nacional. Ojalá que la savia vitalista no deje de correr por venas creativas y solidarias. Algunos dirán: nos queda el streaming pero lo cierto es que sin ventas, tiendas y gente dispuesta a chuparse kilómetros en furgonetas, la música está acabada. Es una de las cosas positivas que debemos haber aprendido: no estamos hablando música de un cachivache intangible de consumo sino un bien cultural que mantiene despierto el corazón.
Facebook tiene detractores. Otros le contemplan como un instrumento positivo. Entre las iniciativas para contrarrestar los efectos del coronavirus, la rapera británica Kate Tempest fue elegida para dar sonido a una campaña en la red social a través de un vídeo. La canción People's Faces, parte del disco The Book Of Traps And Lessons, visualizó la necesidad de compañía en momentos complicados. Su cortometraje Never Lost (subtitulado We're Never Lost If We Can Find Each Other), es la parte visible de su letra. El punk rock nacional de Boikot también contribuyó al acercamiento con la adaptación de un clásico del pop español: Resisitré, popularizado por Los Brincos. La atracción popular le ha convertido en el himno de los balcones durante un confinamiento duro que encontró en su estribillo el apoyo diario a las 8 de la tarde. El mantenimiento de la red #Cultura Segura ante el avance de la pandemia y las medidas restrictivas para el negocio musical ha ayudado a aguantar el tipo. Otros apoyos se han centrado en la entrega de alimentos a profesionales de la música convertidos en mendigos, algunos, inesperados. El lema Juntos podemos salvar la Cultura presidió un acto apoyado por entidades como ARTE (Asociación de representantes Técnicos de Espectáculos), FEMA (Federación Músicos Asociados) o SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) y la amenización de la banda Tam Tam Go.
Gabinete Caligari ha convertido en himno la frase bares, qué lugares. La Plataforma #SaveTheBares un proyecto en apoyo a estos locales y restaurantes durante un cierre obligado. La música sin ellos está tocada cuando el fútbol no aplasta el hilo musical de fondo; son un altavoz de canciones, un centro inspirador para promesas y nombres consagrados. Aunque no estaría mal preguntarse: ¿hay demasiados bares tanto en núcleos urbanos como zonas rurales?
Los escenarios sin techo ni pared siempre son foco de iniciativas culturales. Los músicos callejeros han sufrido un varapalo con el coronavirus que capean gracias a ideas originales. La segunda edición del festival online La Calle aún suena ha reivindicado una solución a la crisis sanitaria que se está agravando. J.R. Carralero, Cristina Villamia o El Patrón Dea como invitado especial desde México, se sumaron a esta iniciativa. Marco Romero, Damdara y Tara Lowe, entre otros, repitieron. El efecto llamada se completó con un manifiesto que no esconde el miedo a la fragilidad laboral de su sector. Otras acciones asociadas como Global Day lanzaron una voz de socorro a nivel internacional mientras el movimiento Alerta Roja se unió a escala nacional.
Tampoco faltaron los incidentes como el protagonizado por Loquillo, en agosto, durante un concierto en las Fiestas de Torrelavega o el más reciente de Raphael y la polémica levantada al celebrar un concierto ante unas 5000 personas cuando el confinamiento nos obliga a evitar el contacto social.
La edición discográfica es una apuesta por la lucha contra el coronavirus; una inmunización anímica que funciona. La banda Benito Kamelas se lanza al ruedo con el sencillo Nuestra Lucha Es la Libertad, adelanto del disco Resiliencia. ¿Declaración de intenciones?
2020 no ha sido bueno, quiere acabar con una vacuna que exige constancia e ilusión a la hora de no bajar la guardia con nuestras medidas profilácticas. Aunque los resúmenes finales no se hacen hasta el 31 de diciembre, todo el pescado está vendido y lo que venga en el tramo final será una puesta a punto del 2021.
