En un juego traicionero de letras, que nadie se lleve a engaño cuando vea en los créditos la aparición del nombre Etan Cohen que no es
Ethan Coen: aviso para navegantes despistados. Las tonterías de Sacha Baron Cohen en
El dictador, que tampoco es familiar del director israelí, tienen algo de sentido crítico.
Si
Arthur Conan Doyle viera esta secuela mala de su trabajo literario se le revolverían las tripas con esta adaptación dolorosa de sus personajes más universales. Con un plantel con primeras espadas (Will Ferrell, John C. Reilly, Ralph Fiennes, Steve Coogan, Rebecca Hall)
Holmes & Watson es otro ejemplo de que los artistas aceptan papeles para comer antes que por amor al arte. Will Ferrell, transfigurado en el ridículo Jacobim Mugatu durante las dos películas sobre
Zoolander, interpreta al detective estrambótico; Ralph Fiennes (
La duquesa,
The Reader,
Coriolanus,
Grandes esperanzas,
¡Ave, César!) es Moriarty; Kelly Macdonald (
Anna Karenina de Joe Wright, 2012) está aceptable; Steve Cogan (
Philomena,
The Trip y la secuela titulada
Viaje a Italia,
¿Qué hacemos con Maisie?) es un secundario de lujo vestido de capitán garfio; John C. Reilly como Watson (
Un dios salvaje,
Langosta) se acopla con gusto al papel de sumiso y tontorrón zafio. Actores desaprovechados por una comicidad irracional.