Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 



 

CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


LA GRAN DECEPCIÓN
El triunfo de "Elle" como Mejor Película Europea decepciona en los Premios Goya 2017


J. G.
(Madrid, España)

Elle, Mejor Película Europea, Goya 2017
   
¿Alguien sabe el significado auténtico de un premio?: el reconocimiento a un trabajo, a una trayectoria, prestigio para quien lo recibe y marca social para quien lo otorga. Es tanto y tan poco, a pesar de que perdure en el tiempo.
A las ratas de laboratorio se las premia cuando responden a impulsos experimentales. El premio es la recompensa a una labor acertada, la materialización de un pacto acordado entre jueces. Y por supuesto, un ensanchamiento onomástico que se acompaña de prestigio y, a la vez, vende mejor. Sin embargo, junto al apartado glamuroso de su carátula, el anverso de los premios tiene una cara oculta (como en el disco de Pink Floyd) que todos imaginamos. Es la realidad muda que circula de boca en boca sin reclamar su autoría.
La trigésima edición de los Premios Goya ha dejado un sabor decepcionante en el apartado de Mejor Película Europea, afianzando el peso de la duda en la mente del incrédulo. La mejor película no tiene porqué ser la premiada, como ha ocurrido en esta edición, y Paul Verhoeven se llevó el gato al agua con “Elle”. A pesar de que el título de ganador no garantiza calidad, los nombres pesan mucho en la escena cinematográfica antes de pasear por la alfombra roja y subir esos peldaños que separan a los nominados del triunfador.
 
Superar el escalafón de elegido, en el mundo de los premios, responde al criterio con que el ojo humano analice la pasarela cinematográfica. Alcanzar esa meta es una carrera solitaria; la rivalidad se disipa tras el decorado de la elección académica que permite entrar en la gloria de lo políticamente correctos. El jurado, con su manto de César cultural, se convierte en tribunal selectivo que salva a uno mientras los demás competidores son condenados al destierro del olvido. Los caballeros medievales se enfrentan contra gladiadores en el circo del negocio audiovisual.
Este año, la Mejor película europea de los Goya ha dejado una halitosis rodeada de amargura, decepción y sensación fétida. La ganadora, “Elle”, vive gracias a Isabelle Huppert, no mencionada en la entrega de la estatuilla. Sin su interpretación, la película de Verhoeven sería otra cinta del montón superada por el atractivo de “El editor de libros” (espectacular Colin Firth en su contención de hombre tranquillo frente a la vitalidad casi esquizofrénica de Jude Law interpretando a Thomas Wolfe), la innovación visual de “El hijo de Saúl” o la denuncia que identifica al cine social de Ken Loach en “Yo, Daniel Blake”.
El premio, haciendo justicia a “Elle”, tenía que ser para Isabelle Huppert, poseedora de una naturalidad que imprime carácter al argumento flojo. Es el corazón capaz de sostener una película que no debería encumbrarse hasta el Olimpo de los premios; motor insustituible que ha dado personalidad al último trabajo de Paul Verhoeven.

Alejado del tirón comercial del director holandés, el húngaro László Nemes ha sido la gran sorpresa del festival. Su originalidad en el tratamiento de un tema manido como la eliminación de judíos en los campos de concentración nazis no ha impactado en un jurado que ha querido evitar las críticas de un presumible comportamiento repetitivo. Decepcionante elección de arrinconarla en el pabellón del silencio porque para recordarnos la barbarie nazi ya están Spielberg o Claude Lanzmann. “El hijo de Saúl” es cine de autor que trasciende del comercial destinado a satisfacer los estómagos más ligeros del público generalista. László Nemes se enfrenta a la Historia con una mirada personal del exterminio hitleriano, técnicamente impecable. Su ópera prima, capaz de asfixiar sin matar, no ha podido con la carrera de Verhoeven. No hubiera estado de más dar un justo empujón al director húngaro dentro de una trayectoria que se vislumbra prometedora. “El hijo de Saúl” es un peliculón que no necesita premios para avalar su calidad.
Completando el trío de perdedores oficiales, el maestro Ken Loach, a pesar de no ganar, conservó esa sonrisa perenne de niño grande que no busca el premio sino la diversión.
¿Qué hubiera sucedido si Paul Verhoeven hubiese tenido enfrente a pesos pesados del cine europeo como Michael Haneke, Thomas Vinterberg o Lars von Trier?

El triunfo de “Elle” ha quedado grabado como una amarga decepción en los anales de los Premios Goya; una anécdota en la fructífera carrera de Loach y el buen hacer de László Nemes, que ni tan siquiera merece ser contada como batallita familiar.
Los premios son cromos que decoran vitrinas. Sobrevalorar el triunfo de “Elle” como Mejor película europea es atribuirla un mérito que no se merece.

J. G.


La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección
.
Texto: www.photomusik.com ©
<< 2016       < anterior          siguiente >       2018 >>

© Copyright Photomusik.com