Las caras conocidas cumplen su función de gancho comercial, amenizando tardes calurosas que adormecen a las neuronas más vagas. La colección de nombres familiares desfila por
Abracadabra bajo el formato de pasarela humorística, aletargada por dosis de interpretación psico onírica: empezando por José Mota, en el papel de mago pueblerino; Antonio de la Torre convertido en
caníbal del deporte nacional mientras que
Maribel Verdú sólo llena de curvas este drama cómico. La artista madrileña despierta la añoranza de Carmen Machi en las funciones de mujer
subyugada al peso masculino de la familia patriarcal, españolizada durante el baby boom. El cine nacional se luce con otro ejemplo de película intrascendente que busca repercusión con la figura reina del humor televisivo habitual, cuya importancia aquí resulta anecdótica. Sólo el abracadabra serio puede despertar del letargo al espectador poseído por esta comedia absurda.