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FUEGO EN LA VENAS
(Concierto de SHYLOCK + BONFIRE.
Sala Caracol, Madrid, 20 de octubre de 2006)

J.G.

(Madrid, España)
Bonfire

Quien diría a comienzos de 1980 que Cacumen, un quinteto formado por dos jóvenes alemanes llamados Claus Lessman y Hans Ziller, se convertiría en una de la mejores bandas que ha dado el metal: Bonfire. Para ello basta reseñar "Donīt touch the Light" 1986, "Fireworks" 1988 o "Point Black" 1989, los tres trabajos fueron grabados bajo RCA. En 2006 siguen fabricando interesantes melodías.

Dos grandes de la escena Hard teutona, y europea, embellecieron los baffles de la sala Caracol en un concierto no apto para enfermos del corazón.

Shylock, banda de Hard rock alemán, fue la encargada de calentar motores. El vacío que en un principio presentaba la sala, y la escasa complicidad del público congregado, fue desapareciendo gracias al saber hacer de su vocalista, Matthias Schenk. No dejaba de invitar a la gente a que se acercase a él para sentirse algo arropado en un recinto demasiado tranquilo para su música. No mordía. El concierto comenzó con "Welcome To Illusion", canción que da título a su tercer y último álbum, junto a algún tema que formará parte de su próximo trabajo. En casi una hora de repertorio hicieron un repaso por su discografía más reciente. El sonido no fue lo más elaborado. La energía y entrega que Schenk y los suyos mostraron, su actuación en el escenario, sí. Cuanto menos, Shylock se presentó como una banda interesante que puede dar que hablar.
Es de agradecer el gesto de Matthias Schenk y su grupo a la hora de mezclarse entre el público una vez finalizada su actuación.
Es el lado humano de los iconos musicales. Gracias de nuevo.

Abrir un concierto de Bonfire exige responsabilidad y dejar el pabellón bien alto. Los juegos de luces brillaron por su ausencia. Una lástima que a los teloneros no se les mime tanto como a los grandes, cuando son ellos los encargados de preparar el ambiente de un concierto y sobre quienes se vierten las primeras críticas:
"La Statocaster suena baja, bueno.. hay acoples de micro"
, etc, cosa más permisiva con el grupo principal, normalmente. ¿Embrutecimiento de masas o mentalidad fetichista?.

Se apagan las luces de la sala, se ilumina el escenario, suena la intro que abre su nuevo disco y Bonfire iluminan el escenario. Clamor de masas. La gente se abalanza sobre el escenario, el espectáculo está servido. Su puntualidad extrema, algo nada usual, fue de agradecer. La media entrada que se registraba hasta el momento todavía estaba caliente tras la descarga metálica de Shylock. Con Bonfire los huecos de la sala se fueron ocupado hasta quedar totalmente abarrotada. La expectación era grande habida cuenta de que el público del Hard rock es fiel seguidor de sus bandas y sus letras, y también es el crítico más demoledor que un grupo de música tiene. Público exigente que demanda lo que paga. Un sobresaliente por ellos. Otro sobresaliente por la sala y el apoyo al metal. Suena "Day 911" con melodías pegadizas, solos de guitarra bien trabajados y letras fáciles de seguir. Desde la primera canción se habían ganado al público.

Este concierto se enmarca dentro de su gira actual presentando "Double X", el último trabajo. Dicha gira, "Double Tenth Anniversary World Tour 2006", sirve para celebrar sus veinte años en la música, desde el lanzamiento de "Donīt touch the Light". No se olvidaron de temas como "Tony´s Roulette" (según ellos, ésta es la primera gira en la que lo interpretan), "Under a Blue Sky" o "American Nights".

El grupo se mostró en todo momento como una unidad compacta, fiel estandarte del Hard rock, donde no se puede olvidar la labor de Claus Lessmann a las voces y algunos toques de guitarra. Había algo que de verdad superaba lo descrito hasta ahora: la entrega, casi demoníaca, del batería Dominic Huelhorst. Lástima que estuviera al fondo del escenario, donde siempre sitúan a los baterías, en segundo plano. Sin él, Bonfire no hubiera sonado a Hard rock, sólo a música light. Las baquetas entre sus dedos eran como palillos de plastilina. Parecía un prestidigitador, ademas de manejarlas con maestría, se divertía. Este alumno aventajado de Carl Palmer se marcó un solo increíble. Eso hace grande a un músico: que su trabajo no parezca sólo trabajo, sino que se convierta en diversión. Y que haga gozar a los demás. Aquí me quito el sombrero.

El ritmo agotador del concierto exigía un breve descanso y Claus, entre canción y canción, mostraba su emoción al ver la buena acogida del público madrileño. Se le veía un poco fondón, ya entrado en años, siempre arropado por la juventud que despide su música. Bonfire son un clásico de la escena Hard, tienen sus años; es lo que se han ganado: solera. El momento álgido del concierto fue la interpretación de "Proud Of My Country" y el más anecdótico cuando en "Sweet Obssesion" Claus abandonó el escenario para recorrer micrófono en mano toda la sala cantando dicho tema. El Hard rock de Bonfire se paseó por el cielo de Madrid. La ovación del público durante todo el concierto suplió el merecido paseíllo del torero.

Si hay algo que distingue a la sala Caracol es su apuesta por el Hard rock. Los adictos a esta música lo saben. Caracol, a pesar de sus cierres, clausuras y persecuciones por intereses políticos, se ha llegado a convertir en templo del Metal. En muchas ocasiones, escenario para minorías selectas. La promotora Matarile también se caracteriza por traer a lo mejor de la escena rock, tanto nacional como internacional. Que siga así, no hay que bajar la guardia ante las músicas comerciales que están invadiendo los medios de comunicación. El Hard rock tiene mucha clase, lo saben pocos, sólo sus seguidores. Ojalá que programadores y promotores no cejen en el empeño de acercarnos estos grupos y descubrirnos otros que están emergiendo. Bonfire, a pesar de sus años, es un buen ejemplo de esta elegancia.

J.G.

La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección.
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